A UN TRAFICANTE CHINO

Un padre vende a su hija por 1.300 dólares

El padre de Khin Khin Oo, una niña birmana de 4 años, la vendió a un traficante de personas chino para una pareja que quería adoptar y así poder pagar su deuda por jugar a las cartas.

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Imagen no disponible // Atresmedia

Europa FM

Birmania 20/01/2015 14:04

Compungida, desde la puerta de su rústica casa de bambú, Ma Shan, abuela de la niña nos cuenta la historia: "Mi hijo es adicto a la heroína, así que no tenemos dinero".

La vida familiar de Ma Shan es un caos. Sólo a un par de metros de distancia, en la oscuridad de la casa, su hijo escucha sentado cómo habla de él, con la mirada perdida. A la hija de Ma Shan no le ha ido mucho mejor, abandonó a su familia por otro hombre (según Ma Shan, después de haber sido drogada con jugo de naranja), dejando a sus dos hijos con sus padres.

Uno de ellos, un inquieto niño, juega en el barro por los pilotes de la casa de bambú, mientras miramos fotos de su hermana Khin Khin Oo. "Un día, su padre regresó por ella", cuenta Ma Shan. "Pero después de que cuatro días sin saber de ella, supe que algo estaba mal."

Temiendo lo peor, Ma Shan se volvió detective y, con un anciano del pueblo, fue a hablar con algunos de los amigos de Soe Khine, el padre. Rápidamente se dieron cuenta que estaba en problemas financieros: "Perdió todo su dinero jugando a las cartas", dice la abuela, sacudiendo la cabeza.

Fue entonces cuando se involucró la policía birmana. Encontraron a Soe Khine y confesó que, con la ayuda de una mujer de la localidad de Kachin, había vendido su hija a un traficante chino. La policía siguió el rastro a la ciudad fronteriza china de Ruili, donde descubrieron que Khin Khin Oo había sido nuevamente vendida, esta vez por 12.000 yuanes (2.000$) a una pareja sin hijos que quería adoptar.

Después de una semana y una operación conjunta con la policía china, Khin Khin Oo fue rescatada y regresó con su abuela: "No podía ni comer. Estaba muy preocupada", asegura la mujer. Por suerte Khin Khin Oo había sido bien tratada por la pareja china, que nunca se dio cuenta de que había sido objeto de tráfico humano.

Su abuela la recibió en Hankan pero temiendo por su seguridad, la envió de vuelta a China a vivir con una tía.