A Dolores la llamaron Lola y The Cranberries acabó con final apoteósico en Barcelona y Madrid

A Dolores la llamaron Lola y The Cranberries acabó con final apoteósico en Barcelona y Madrid

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Europa FM

10/07/2011 05:31

La incógnita quedó despejada; siete años no son nada para The Cranberries. Liderado por la cantante Dolores O'Riordan, el cuarteto irlandés deparó un estupendo ejercicio de pop ante las 22.000 almas que este fin de semana abarrotaron el madrileño Palacio de Vistalegre y el barcelonés Pavelló Olímpic de Badalona.

Habían transcurrido ocho años desde la última vez que actuaron en nuestro país y siete desde que se formalizó su separación, así que la duda residía en saber si la destreza del grupo había quedado maltrecha tras ese largo parón artístico. Nada más lejos de la realidad. La voz de O'Riordan sigue impecable (a pesar del estado griposo que arrastraba en Madrid), Noel Hogan rasga su guitarra con la acostumbrada agresividad, el bajo de Mike Hogan continúa punteando a la perfección y Fergal Fowler no ha dejado de poner los puntos sobre las íes con cada golpe de baqueta.

La conclusión, por tanto, es que The Cranberries no han regresado para arrastrar su leyenda por los escenarios, sino para hacer más grande el legado de una banda sin la cual no se puede concebir la música de los 90. Como si tuviera prisa por demostrar que siguen en plena forma, The Cranberries comenzaron su actuación incluso antes de tiempo. Tres minutos antes del horario previsto, la enorme lona negra que escondía el escenario fue retirada, el griterío se hizo ensordecedor y Dolores empezó a corear Barsalona. Empezaron a sonar los primeros acordes de Analyse para que el respetable rompiese a entonar una melodía a la que se encargó de poner letra Dolores O'Riordan.

"Es genial estar de vuelta, y para celebrarlo vamos a dar una vuelta a la historia junto a vosotros", anunció la vocalista antes de estremecer a la audiencia congregada con su interpretación de Animal instinct. Hiperactiva durante la hora y media de concierto, recorriendo las tablas de un extremo a otro con su alegre y peculiar forma de caminar, O'Riordan no paró quieta ni cuando agarró la guitarra acústica en Ordinary day, a la que siguió la más pausada Dreaming my dreams. La menuda cantante descubría un pelo corto y negro muy distinto de aquel rubio oxigenado que lucía hace tan sólo unos meses. Vivamente coreada por las gargantas que ocupaban pista y gradas, la balada Linger enlazó con la oscuridad de Wanted y la potente instrumentación de I can't be with you, seguidas de la reivindicativa Free to decide y la sincera emotividad de Ode to my family.

"¿Estáis listos para el rock?", inquirió la artista en los instantes que precedieron a Salvation, una catarata sonora en la que destacó sobremanera Noel Hogan, poseído como parecía por el espíritu de la composición más contundente de la noche. Tras los suaves y delicados toques de música tradicional irlandesa que caracterizaron el arranque de How, The Cranberries proclamaron una vez más su compromiso pacifista con el celebérrimo himno Zombie, que puso al recinto del revés.

Un par de minutos en el camerino y el grupo regresó a las tablas para encarar el final de su repertorio, que continuó al ritmo intimista de Shattered y The journey, composición esta última perteneciente al segundo disco en solitario de Dolores O'Riordan, No baggage. "Volveremos muy pronto", aseguró la intérprete (en referencia a su participación en el Arenal Sound) antes de atacar Promises y Dreams al más puro estilo Woodstock'94, broches definitivos de una actuación en la que faltó uno de sus grandes himnos, Just my imagination, y que todo el mundo echó de menos entre los silbidos de su salida del escenario. Y es que no se le pueden pedir arándanos al olmo...