Duncan Dhu y La Casa Azul ponen el broche de oro al Brisa Festival de Málaga
La quinta edición de Brisa Festival concluyó de la mejor manera posible, con una auténtica fiesta desatada desde el Escenario Victoria por La Casa Azul de Guille Milkyway. Nostalgia, emoción y diversión se dieron la mano en esta última jornada.
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La maravillosa Brisa que en 2025 sopló y nos meció en el Dique de Levante del Puerto de Málaga quedará para el recuerdo. Finalizó con rotundo éxito una nueva edición de Brisa Festival, un evento que une música, cultura, moda, gastronomía y muchas cosas más, en un emplazamiento único y con un ambiente insuperable que consigue reunir cada año a varias generaciones.
Neverland Bari fue la encargada de abrir la jornada con su enérgico indie-rock. Fieles a sus guitarras y sintetizadores atmosféricos, fueron atrayendo al público que iba accediendo al recinto. Buenas dosis de distorsión, emoción e intensidad, lograron despertar a un auditorio que ya iba aclimatándose y tomando posiciones.
El Escenario Málaga esperaba a La Enfermedad del Beso. La banda granadina sedujo con un estilo donde confluyen influencias tan diversas como La Oreja de Van Gogh y Arctic Monkeys. Gracias a su cóctel fresco, de letras sencillas y directas, dejaron en la atmósfera un perfume emocional impregnado de melancolía y optimismo.
La tarde avanzaba y el Dique de Levante iba inundándose de buenas sensaciones. Carlos Ares irrumpió para hechizar al Puerto de Málaga. El cantautor y productor gallego realizó uno de los mejores directos del festival. Su 'Peregrino' cobró vida con una fuerza sobrehumana, respaldado por una banda de músicos estratosféricos. Carlos suena a Galicia, a Cuba, a Irlanda, al Medio Oeste, suena a todo eso y todo suena bien. Ares es el presente y el futuro del nuevo folk en español.
Jassy Ojeda y Rocío Lapaz, a la par, ofrecieron su mejor versión. Música nueva, sin etiquetas y efervescente animaron los escenarios Málaga y MINI Stage. A continuación, se izó por todo lo alto la abanderada malagueña de Brisa Festival 2025. Anni B Sweet se entregó en cuerpo y alma en un concierto cálido, pasional y vibrante. La cantautora regaló momentos inolvidables. Tan dulce como su nombre artístico, Anni estuvo sublime.
Su testigo lo cogió la mejor música emergente. Midnight Walkers y Javier Lekker, antes del anochecer, ofrecieron sendos espectáculos de gran calidad. Los mallorquines confirmaron su evidente evolución: potencia rock, ritmo electrónico y ambiente retro. Lekker, por su parte, nos ganó con su juego indie-pop. Su primer álbum, Arcade, sirvió para que el auditorio se sumergiera en un mundo marcado por los videojuegos.
Tras una pausa, nada mejor que un buen sorbo de Miss Caffeina para no tener sueño. Su concierto fue antológico. Los madrileños dieron un auténtico recital de energía, transmitiendo electricidad e iluminando todo el Dique de Levante. Su espectáculo volvió a estar basado en ritmos explosivos, pop bailable y contagioso y una fastuosa puesta en escena. Para toda la vida, Debería estar brillando o Mira como vuelo nos elevaron a otra dimensión.
Sin apenas respiro, actuaron Nadie Patín y Fauces. Los jerezanos confirmaron en el Escenario Málaga por qué son uno de los grupos revelación de este año. El dúo andaluz es sin duda una de las propuestas más frescas y melódicas del punk nacional gracias a su espíritu skate. A su vez, Fauces cautivó a todos con su pop queer. El artista malagueño transforma sus sentimientos en melodías irresistibles donde fusiona lo bailable con una profunda personalidad. Todos estos ingredientes los agitó y sirvió en el MINI Stage.
Muchos ya aguardaban la aparición de Duncan Dhu en el Escenario Victoria. Su gira por el 40 aniversario era garantía de fuertes emociones y nostalgia a raudales. Y así fue. La banda guipuzcoana enamoró con su pop clásico, de indiscutible calidad, rebosante de temas legendarios. Junto a Mikel Erentxun, un coro multitudinario cantó y bailó sus más recordados himnos. Desde No puedo evitar pensar en ti a Esos ojos negros, pasando por Cien gaviotas. Un viaje en el tiempo que conquistó nuevos corazones y reconquistó a los más veteranos.
Tras el subidón emotivo de Duncan Dhu, el público cabalgó hasta el Escenario Málaga para bailar con el salvaje funk rock andaluz de Pony Bravo. Los sevillanos son únicos e impredecibles y saben cómo animar sus directos desde la primera canción. En su concierto dieron rienda suelta a la psicodelía setentera y al humor más undeground.
El público, incombustible, pedía un final a la altura de los tres días de festival. La Casa Azul logró poner la guinda perfecta a la edición 2025 con un espectáculo total, mayúsculo en todas sus facetas. Guille Milkyway cogió el timón de la nave y nos llevó a ese universo musical donde se mezclan de manera mágica la electrónica, el pop y todos esos estilos que danzan en torno a melodías hermosas y arreglos perfectos. Algunos dirán que Podría ser peor, pero este colofón supo a gloria, era el sitio y era El momento. Su Revolución sexual fue el clímax a un festival redondo.
Y así, con la batería casi vacía y la memoria llena de imborrables recuerdos, concluyó esta gran edición de Brisa Festival.