Albert Lesan nos trae un clásico en el que intenta demostrar que un tic sonoro, repetido muchas veces, puede llegar a crispar los nervios... ¡Más incluso que el peor de los insultos!
Albert Lesan vuelve a su clásico experimento sociológico en el que quiere demostrar que un tic sonoro es peor que insultar a las personas...¡y vaya si lo ha demostrado!
Puede un tic sonoro, repetido muchas veces, ¿resultar más enervante que el peor de los insultos? ¡Compruébalo escuchando el mejor experimento de Lesan!