Madonna defrauda al público de Madrid a pesar de un colosal espectáculo audiovisual

Madonna defrauda al público de Madrid a pesar de un colosal espectáculo audiovisual

Madonna con su Sticky & Sweet Tour en Madrid
Madonna con su Sticky & Sweet Tour en Madrid // europafm

Europa FM

24/07/2009 02:00

Madonna llevaba 19 años sin actuar en Madrid pero el público no le respondió con un lleno, como ya ocurrió en Barcelona el martes. Quizá por el elevado precio de las entradas, que costaban entre casi 100 euros, en pista, y 400 las vip. Poco más de 35.000 personas asistieron al concierto de Madonna, lejos de los 50.000 que entran en el estadio Vicente Calderón.

La "ambición rubia" apareció despatarrada sobre un trono, saltó a la comba con una minifalda roja, cantó desde un Rolls Royce blanco, jugó obscenamente con una guitarra entre las piernas, besó en la boca a una de sus bailarinas, se puso un velo de novia, cantó sobre un piano oculta en una capa negra y, así, visitó cada una de las Madonnas con las que ha conquistado el trono del pop.

En este concierto, Madonna volvió a demostrar su capacidad camaleónica para remezclarse consigo misma y con otros artistas, desde Britney Spears hasta Aerosmith. Madonna no ha dejado de lado su homenaje al que ha definido como "el mayor artista del mundo", Michael Jackson, a quien ha recordado junto a sus bailarines con coreografías de temas como Billie Jean.

Olvido del pop
Madonna ofreció un largo repertorio de canciones en las que predominó el dance sobre el pop, transformando su estilo por enésima vez. Celebration, un tema inédito que estará incluido en la recopilación de éxitos de Madonna que publicará el próximo otoño, hasta éxitos de su último disco, como She is not me o Give it to me.

También ofreció canciones que ya han cumplido los 25 años, como Dress you up, desfilaron sobre un escenario con tres pantallas gigantes, desde el que Madonna se dirigió en varias ocasiones al público para decir frases que ya llevan su firma, como "estoy caliente".

Acompañada de una docena de bailarines, y sobre un escenario que tan pronto se transformaba en una estación del metro de Nueva York como en una fiesta zíngara o en un ring de boxeo, Madonna no dio respiro a su público entre canción y canción, con un ritmo altísimo.

No obstante, los fans de Madonna quedaron decepcionados por una música repetitiva y poco auténtica, ya que transformó sus clásicos con los tintes electrónicos que caracterizan su último disco, Hard Candy.

Además, el montaje escénico predominó sobre la voz de la artista. El sonido electrónico y las grabaciones de otros artistas restaron protagonismo a la voz de Madonna, cuyos enérgicos bailes, a sus 51 años, no le permitían cantar como se merecían sus fans.