Estopa recuperó su registró más crudo y contagioso en su Cornellà natal
Noche de registros crudos, sin superproducción. Superávit de complicidades (padres, primos, parejas, amigos y vecinos en la platea) y la evidencia de que, muchos números uno y discos de oro después, los hermanos Muñoz siguen teniendo algo que les distancia de sus rivales de las listas de ventas y de ciertas réplicas neorrumberas.
La mala noticia es que solo 700 personas pudieron disfrutar de esta versión de Estopa en familia, aunque el dúo está cerrando una gira de auditorios y salas medias que volverá a recalar en el área barcelonesa en febrero. Un tour de regreso a las distancias cortas que, en Cornellà, se saldó con hora y media de lírica popular, karaoke colectivo y pequeños experimentos sonoros. Una versión de Estopa sin teclados, con las guitarras marcando el terreno. Alta presencia de canciones de su primer disco: ocho de las 20 que sonaron en el recital. Entre ellas, la que lo abrió, Tan solo, en un mano a mano desnudo de David y José Manuel Muñoz.
Tras la segunda pieza, Monstruos, se sumaron otra guitarra y un cajón en Mi primera cana, y con Luna lunera entró en escena el resto de la banda. Sonó La raja de tu falda y el Auditori comenzó a temblar: público en pie, palmas, coros y danzas. Cuerpo triste, Ya no me acuerdo, El del medio de Los Chichos y la entrada de Muchachito y sus colegas del Bombo Infierno para una exaltada versión de Tu calorro con sección de viento que arrancó de sus sillas a los pocos que quedaban sentados.
Más espasmos con Demonios y la rockera Fuente de energía. Orgullo urbano: «El 100% de nuestras canciones están inspiradas en las esquinas de Sant Ildefons», aseguró David. En los bises, tres rescates del primer disco: Bossanova («hacía 10 años que no la cantábamos»), Cacho a cacho y Como Camarón. Nada como acudir a él para sellar la fiesta de aniversario. En el patio de butacas sonó Cumpleaños feliz. La calle sigue siendo suya.
La mala noticia es que solo 700 personas pudieron disfrutar de esta versión de Estopa en familia, aunque el dúo está cerrando una gira de auditorios y salas medias que volverá a recalar en el área barcelonesa en febrero. Un tour de regreso a las distancias cortas que, en Cornellà, se saldó con hora y media de lírica popular, karaoke colectivo y pequeños experimentos sonoros. Una versión de Estopa sin teclados, con las guitarras marcando el terreno. Alta presencia de canciones de su primer disco: ocho de las 20 que sonaron en el recital. Entre ellas, la que lo abrió, Tan solo, en un mano a mano desnudo de David y José Manuel Muñoz.
Tras la segunda pieza, Monstruos, se sumaron otra guitarra y un cajón en Mi primera cana, y con Luna lunera entró en escena el resto de la banda. Sonó La raja de tu falda y el Auditori comenzó a temblar: público en pie, palmas, coros y danzas. Cuerpo triste, Ya no me acuerdo, El del medio de Los Chichos y la entrada de Muchachito y sus colegas del Bombo Infierno para una exaltada versión de Tu calorro con sección de viento que arrancó de sus sillas a los pocos que quedaban sentados.
Más espasmos con Demonios y la rockera Fuente de energía. Orgullo urbano: «El 100% de nuestras canciones están inspiradas en las esquinas de Sant Ildefons», aseguró David. En los bises, tres rescates del primer disco: Bossanova («hacía 10 años que no la cantábamos»), Cacho a cacho y Como Camarón. Nada como acudir a él para sellar la fiesta de aniversario. En el patio de butacas sonó Cumpleaños feliz. La calle sigue siendo suya.