MÁS QUE UNA GRAN VOZ

Ainhoa Arteta, de cerca: cuatro maridos, dos hijos, sus problemas de salud y cuando fue víctima de una violación

La soprano reaparece en público tras pasar uno de los años más complicados de su vida, en el que ha tenido que afrontar serios problemas de salud además del divorcio con su marido, el oficial de la Armada Española Matías Urrea.

Ainhoa Arteta
Ainhoa Arteta | GTRES

Europa FM

Madrid03/02/2022 20:00

Es una de las grandes voces de nuestro país. Ainhoa Arteta no solo es una eminencia en el mundo de la ópera, sino que se trata de una de las artistas españolas más reconocidas de la cultura internacional.

A sus 57 años, la cantante puede estar satisfecha después de haber conseguido superar un año realmente complicado. Un infarto, las secuelas del covid, falanges amputadas y su cuarto divorcio son solo algunos de los baches que la soprano ha tenido que atravesar.

Sus inicios en la música, apoyados por su familia

Arteta nació en el seno de una familia humilde de Tolosa (Guipúzcoa). Con solo seis años, su padre vio en ella el talento y la capacidad para convertirse en una gran artista, así que desde bien pequeña comenzó a moldearla para su futura profesión. Le regaló un disco de María Callas y poco después comenzó a formarse en el coro Eresoinka, fundado por su propio padre.

"Si yo hubiera sido hija de alguna artista, posiblemente no me hubiese dedicado a la música. En mi caso no fue así, porque mi madre era peluquera y mi padre, profesor de música", contó Arteta a ABC, donde reconoció que su padre tuvo claro su éxito desde el principio: "Cuando vio cómo cantaba y bailaba se dio cuenta que era un animal escénico".

Después de pasar por el Conservatorio de San Sebastián y antes de trasladarse a Estados Unidos para disfrutar de una beca en el prestigioso centro Actor Studio, recibió clases particulares de Luciano Pavarotti, una preparación vocal que no estaba al alcance de cualquiera. Pero sus padres siempre se esforzaron para darle lo mejor.

"Mi hermano vistió muchos años el mismo vaquero que, al final, llevaba roto. Hoy estaría de moda, pero entonces lo pasaba fatal viendo que a él no le compraban ropa por mi culpa", contó a XL Semanal.

Su experiencia más traumática: víctima de una violación

La carrera de la soprano estaba apunto de despegar cuando Arteta vivió el que considera como uno de los "episodios más fuertes de su vida".

Corría el año 1990 y la guipuzcoana, que por aquel entonces tenía 25 años, vivía en Nueva York y estaba matriculada en el Actors Studio.

"Vivía en una zona que de día era el mercado de la carne y de noche, el de las prostitutas, proxenetas y las drogas. Había un submundo tremendo. Yo a las noches llegaba tarde porque estaba cuidando a una familia y a una niña. Tuve un episodio muy fuerte en mi vida, que me marcó muchísimo. Casi me matan, no solo fue violarme, sino que casi me mata esa persona", contó en La Otra Mirada de TVE.

"Esto ocurrió el día que me daban mi primera ópera y yo me iba a mi casa con la partitura de Clorinda y me la tenía que aprender en cuatro días porque íbamos a Palm Beach. Al día siguiente yo no tenia tiempo para hacer duelo ni para pensar en lo que me había pasado. Obviamente la policía ya me había dicho que si no me había matado podía estar contenta", recordó de aquella traumática experiencia.

Su vida familiar: cuatro maridos y dos hijos

La vida sentimental de la soprano ha estado marcada por cuatro hombres. La primera vez que pasó por el altar lo hizo en Tolosa, en su comunidad natal, con solo 24 años. Se dio el sí quiero con su amor de juventud, una pareja que se rompió cuando Arteta conoció a su segundo marido.

En 1994 conoció a Dwyane Croft, un barítono estadounidense con el que tuvo a su primera hija. Sarah nació en el año 2000 y tres años después sus padres se separaban.

Ainhoa Arteta y su hija Sarah
Ainhoa Arteta y su hija Sarah

Su tercer marido sería el jinete guipuzcoano Jesús Garmendia Echevarría, al que conoció en 2005. Cinco años después nacería su primer hijo en común y el segundo de la soprano, Iker. Se casaron en 2013 y en 2016, once años después de haber comenzado la relación, la pareja comenzaba caminos separados.

El oficial de la Armada Española Matías Urrutia fue su cuarto marido. Se casaron en 2019 en el Puerto de Santa María, en Cádiz, pero su amor no llegó muy lejos. La pareja anunciaba su divorcio en septiembre de 2021, justo cuando la soprano no pasaba un buen momento de salud. Un cólico nefrítico la obligó a permanecer ingresada en el hospital y los médicos tuvieron que amputarle varias falanges de sus dedos para evitar que se extendiese la infección.

Ainhoa Arteta y Matías Urrutia
Ainhoa Arteta y Matías Urrutia

"Me he casado cuatro veces, pero no soy nada promiscua. Me enamoro y me caso, y así me salen las cosas", dijo en una de sus visitas a El Hormiguero, donde reconoció que "los noviazgos los llevo despacito, eso sí, luego me caso rápido".

Sus recientes problemas de salud: un cólico, un infarto y falanges amputadas

En el mes de agosto, la artista sufrió un cólico nefrítico grave por el que tuvo que ser ingresada de urgencia en el hospital de El Puerto de Santamaría, en Cádiz. Su estado empeoró hasta tal punto que tuvo que ser trasladada en helicóptero al hospital de Sevilla, donde permaneció seis días en la UCI.

Como consecuencia de este cólico nefrítico grave, la soprano sufrió un infarto de miocardio de larga duración que hizo que varias de sus extremidades se necrosaran y tuvieran que amputarle varios dedos.

"A raíz del cólico y al empeorar mi estado general me trasladaron en helicóptero al hospital de Sevilla donde estuve durante seis días en un coma inducido. Para mí lo más importante es que me salvé y por eso puedo decir que el 26 de julio volví a nacer", explicaba una vez recuperada al periódico ABC.

Sobre la amputación de parte del dedo índice de la mano derecha y un dedo del pie derecho, Arteta le resta importancia asegurando que lo importante es que está viva: "Como consecuencia de la intubación y lo que viví tengo lo que llamo heridas de guerra en las manos y pies y entenderás que hoy mi prioridad es cuidarme y sanarme entera y del resto me da igual lo que digan o dejen de decir".

Para recuperarse de las secuelas que le dejó el covid, la cantante se sometió a un tratamiento en una cámara hiperbárica.