RELATO DE PAULA JO

Laura y su amor verdadero

Laura Manzanedo se enamora en este tierno relato de Paula Jo. No te lo pienses más y envía tu relato a ponte@europafm.es

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Imagen no disponible // Atresmedia

Europa FM

Europafm.com 16/01/2014 18:49

Una vez más, un hombre había llamado a Puchi para declararse a su chica delante de toda España desde Ponte a Prueba. Como siempre, antes de hacer la llamada, Josep le pidió a Laura que llamara al violinista Richard. Laura entonó su “Rrriiichaaard” habitual, pero algo dentro de ella había cambiado.

De repente, empezó a plantearse cómo podría ser ese Richard. Empezó a imaginárselo de una manera idealizada, ¿tal vez un personaje imaginario podía ser su príncipe azul? Laura intentó disimular su perturbación, pero durante el resto del programa estuvo más distante y apagada de lo normal. Necesitaba a un Richard en su vida.

Durante toda la semana siguiente, Laura no pudo quitarse esa idea de la cabeza. Ella siempre apoyaba a las parejas que compartían su amor en Ponte a Prueba, pero se había dado cuenta de que ella también necesitaba su propia aventura. Mientras pensaba en todo esto, Laura se dirigía a Europa FM para trabajar. Como todavía era muy pronto, decidió detenerse en un bar antes de llegar a la radio.

Entró en el bar y no había mesas libres, así que decidió irse. Cuando estaba a punto de abrir la puerta para salir del local, sintió una mano sobre su hombro.

-¿Quieres sentarte aquí conmigo? – le preguntó un hombre a Laura, señalando una mesa para dos donde estaba él solo. Ella, desconcertada, respondió con un tímido “Claro, gracias”.

Se sentaron los dos a la mesa. El hombre era alto, corpulento y estaba en forma, moreno, con un poco de barba y con los ojos marrón claro, de un color parecido al de la miel. Debía de tener unos treinta y tantos años. Era verdaderamente guapo. Lo que más sorprendió a Laura fue que, apoyado contra la silla donde se sentaba el hombre, había un violín.

-¿Es tuyo? – preguntó Laura señalando el instrumento.

-Sí, toco el violín desde que era un niño – respondió él con una sonrisa – Me llamo Ricardo, por cierto.

-En-encantada, yo me… yo me llamo Laura – consiguió decir, aunque con gran dificultad, Laura.

Su corazón había dado un vuelco. ¿Sería este chico el “Rrriiichaaard” al que ella había estado esperando? Los dos estuvieron charlando durante un buen rato. Tenían montones de cosas en común y conectaron rápidamente, así que se dieron los números de móvil y acordaron que se volverían a ver pronto. Aquel iba a ser el inicio de una preciosa historia.

Así que solo me queda decir: ¡FELIZ SEXO ANAL!