Una joven lleva más de 66 cirugías y los médicos no saben qué tiene

Charlotte Evans es la joven británica de 19 años que lleva desde los 12 sumergida en decenas de tratamientos médicos e intervenciones que alivien la presión e hinchazón que siente en sus extremidades, una dolencia para la que los médicos todavía no han encontrado explicación. El equipo de Levántate y Cárdenas lo ha comentado este lunes en su programa.

Europa FM

Madrid 14/09/2020 12:29

Con solo 19 años la joven Charlotte Evans lleva a sus espaldas más de 66 operaciones, y los médicos todavía no han encontrado el origen de sus dolores.

La joven sufre graves hinchazones en sus extremidades desde los 12 años, una dolencia que se puede alargar meses y que provocó que estuviesen a punto de amputarle una pierna. Sus músculos crecen y hacen presión en los tejidos, provocando graves dolores. Sin embargo, los médicos no han conseguido saber qué produce esta hinchazón.

Charlotte recuerda perfectamente la primera vez que sucedió. "Tenía un dolor en la cadera y sentía un bulto. Luego me desperté en agonía: la hinchazón se había extendido por mi estómago, por mi espalda y mi pierna. Era enorme", explica. "Pasé tres semanas en el hospital, pero los médicos no sabían qué la había causado. Me dijeron que no podían encontrar nada malo y que nunca volvería a suceder. Esas fueron sus palabras exactas", señala la joven a Plymouth Live.

Los especialistas apuntan a un síndrome compartimental, que sucede cuando aumenta la presión dentro de las fascias, los tejidos que recubren los músculos. Sin embargo, no hay un motivo aparente que explique porqué le ocurre a la joven Charlotte.

CASI PIERDE LA PIERNA

Un mes después de su primer brote, tuvo que volver al hospital. "Mis dedos empezaron a enfriarse, los médicos dijeron que tenía síndrome compartimental. Los médicos conocen esa afección, pero normalmente las personas la padecen después de una lesión; no saben qué la causa en mí", explica.

Charlotte Evans
Charlotte Evans // Charlotte Evans | Plymouth Live

"Fue entonces cuando tuve mi primera cirugía. Cortaron la fascia muscular, dejaron la herida abierta un par de días y luego la cerraron", señala. Estas intervenciones han provocado que la joven tenga las extremidades llenas de largas y profundas cicatrices, algo que la acompleja sobremanera. "La gente piensa que mis cicatrices son autoinflingidas", lamenta.

La joven estuvo a punto de perder una pierna. "El doctor dijo que pensaban que era demasiado tarde. La pierna estaba negra, dijeron que tendrían que amputármela. Firmé el formulario de consentimiento, así que esperaba despertarme sin mi pierna, pero desperté con mi pierna, lo cual es genial. Dijeron que si hubiera pasado una hora más, habría sido una historia diferente", afirma, pero los médicos todavía no han conseguido saber porqué le sucede.