OBSESIONADO CON LOS GRAMMY

Las manías de Pablo Alborán: "Después de esto me llamarán todos los terapeutas de este país"

Pablo Alborán no tiene amuletos, pero al llegar la entrega de los premios Grammy se inventa un aliado que le pueda dar suerte. Se obsesiona con él y llega a hacer cosas... muy curiosas. "Después de este programa me llamarán todos los terapeutas de este país porque tengo un cable pelado", dijo este lunes en El Hormiguero antes de contar una anécdota previa a la gala de la Academia Nacional de Grabación de Artes y Ciencias.

Europa FM

Madrid18/01/2022 09:54

Pablo Alborán tiene un punto supersticioso. El cantante malagueño, 29 veces nominado a los premios Grammy y sin ningún galardón en casa, se inventa señales que pueda relacionarlas con buenas noticias. Cuando va a hacer algo importante, sobre todo en lo referente a los premios de la Academia Nacional de Grabación de Artes y Ciencias, se acuerda de esas señales y las convierte en amuletos para que le den suerte. Se obsesiona con ellas.

"No tengo amuletos pero me los invento, los busco, los encuentro y luego los quito del medio. Cuando algo no te funciona, hay que quitarlos del medio", contó este lunes a Pablo Motos en El Hormiguero.

La camiseta más chunga y hortera de Las Vegas

Hubo un año que se obsesionó con el color plata. Veía plata por todas partes y pensó que él también tenía que llevar plata.

"Vi que mi mánager llevaba una chaqueta plata, el Grammy ese año era plata, el logo era plateado... Me obsesioné", relató Alborán, que ante tantas señales se tuvo que ir de compras. Él también tenía que llevar algo plata.

La camiseta color plata de Pablo Alborán en los Grammy de 2018
La camiseta color plata de Pablo Alborán en los Grammy de 2018

"Me fui a buscar la camiseta más chunga y la más hortera de Miami o de Las Vegas. No tenía mangas, color plata, tornasolada... Chunga, chunga, chunga", contó el cantante, que cubrió la camiseta con una cazadora de cuerpo. "Me la puse obsesionado porque si no tenía plata no iba a ganar. No gané, plata a tomar por saco". Ese año recibió tres nominaciones a los Grammy.

Calzoncillos de halcones

El fracaso no hizo que Pablo Alborán dejase de creer en las señales. "Este año me obsesioné con los águilas y los halcones", empezó a contar el malagueño, consciente de que lo chocante de la siguiente parte de su historia: "Después de este programa me llamarán todos los terapeutas de este país porque tengo un cable pelado".

Pablo Alborán se obsesionó con que los águilas y los halcones le perseguían. "Yo tenía que cantar con Alejandro Sanz en un concierto y cuando estaba ensayando en la casa, oí un ruido, fui a la habitación y me encontré un pedazo de águila dentro de la habitación", contó Alborán, que logró echarlo con una fregona. "A los tres meses aparecieron dos [águilas nuevas]", añadió.

"Ese día pasó algo bueno. No me acuerdo qué pasó pero fue algo bueno. Y hace poco fui a una reunión de trabajo y vi en mitad del centro de Madrid un águila volando sobre el sitio en el que íbamos a tener la reunión, y ese día dije: 'Hoy va a pasar algo bueno'. En mitad de la reunión me llamaron y me dijeron que tenía cinco nominaciones a los Grammy", contó Alborán, que vio claro que para la gala tenía que buscar un halcón donde sea.

Su idea fue ponerse unos calzoncillos de halcón para ver la ceremonia desde España. "Me puse los calzoncillos de halcón, me puse el reloj de mi abuelo que en paz descanse... En el salón de casa, con medio ojo abierto, con medio ojo cerrado, con mi regaliz... y pensé, este año me dan el Grammy y nada", añadió para luego asegurar: "Ya he mandado a tomar por saco el halcón y ahora estoy en busca de una nueva señal".