Rozalén abraza la vida, la muerte y la infancia con su concierto en las Noches del Botánico de Madrid
Tras el premio recibido por la Academia de la Música, Rozalén celebra su primer concierto en las Noches del Botánico de Madrid para seguir llenando de vitalidad cada rincón de España al ritmo de su último disco, El abrazo. Durante el espectáculo, la artista de 38 años rinde homenaje a la vida, a su padre o a sus raíces con un repertorio lleno de bondad y optimismo.
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Rozalén no se creía haber recibido el galardón a Artista del año en los Premios de la Academia de la Música de España 2025. Durante su discurso, la cantante reconoció entre lágrimas que creía que no se lo merecía, pero solo cuatro días después parece ser consciente de su talento: "Mis compañeros me han dado un toque de atención para que me valore y me quiera un poco más. Los premios son subjetivos y a veces son injustos, y lo de competir en la música es bastante absurdo, pero el otro día me quedé en shock", explica el domingo 8 de junio durante su primero concierto en las Noches del Botánico de Madrid, donde vuelve este lunes 9.
Por casualidad, el primer concierto de Rozalén tras el premio de la Academia de la Música tiene lugar en el festival que recibió otro reconocimiento, el de Mejor evento del año, cerrando un círculo perfecto con un espectáculo lleno de vitalidad y optimismo donde la artista reivindica la música como forma de expresión para sanar heridas y buscar el abrazo más caluroso posible.
Así, con cinco músicos y su inseparable intérprete de lengua de signos —Beatriz Romero— sobre el escenario, Rozalén despliega su habitual naturalidad ante un recinto lleno de familias que buscan desconectar del mundo para reconectar con él. "El abrazo es la muestra de cariño por excelencia; sencilla pero imprescindible. Al abrazar, tu cuerpo segrega hormonas del placer, del amor y de la felicidad. Abrazamos la alegría y la nostalgia. Abrazamos al ausente para ser más conscientes del aquí y el ahora", dice la cantante en voz en off al principio del concierto, perteneciente a la gira de su sexto álbum: El abrazo.
Nervios, como si fuese la primera vez
Rozalén sale al escenario del Festival Noches del Botánico con los nervios propios a un primer concierto, con la diferencia de que la artista lleva cantándole al público desde los 16 años. "Hemos venido a que nos saquen la pena y a celebrar muchísimas cosas", recuerda la artista durante la primera parte del show, donde suenan temas como Lo tengo claro, Sácame la pena, Será mejor, Dragón rojo o Y busqué.
"Es muy emocionante. Yo no sé qué he hecho en otra vida", dice muy agradecida ante el apoyo de los asistentes. "A veces decimos cosas de Madrid que no son bonitas, pero aquí muchos decidimos venir a vivir. A esta ciudad le debo tanto... Me genera mucho nervio. Es muy guay la manera en la que acoge Madrid. Gracias por convertiros en nuestra casa. En este disco, el duelo y la muerte estén muy presentes, y eso hace valorar más todo lo que te pasa. Vamos a ser conscientes y, como decía Chavela Vargas, a habitar el canto", añade Rozalén con un guiño a la obra de teatro en la que actúa: Chavela, la última chamana.

Con La cara amable del mundo, la albaceteña pide "querer y dejarnos querer", mientras reconoce que "hacía tiempo que no estaba tan nerviosa" tras interpretar un medley de Vuelves, Este tren y Comiéndote a besos, uno de sus primeros éxitos donde narra el romance entre una mujer y un hombre con VIH.
La infancia, el duelo y la buena compañía
"Yo soy de pueblo a mucha honra, de Letur", empieza diciendo Rozalén durante la parte más íntima del concierto para presentar su canción Entonces. "Se ve que estoy haciéndome mayor porque me doy cuenta de que la vida es todo infancia. Tengo mucha nostalgia de mi niñez, pero yo no esperaba lo que ha pasado en mi pueblo con la DANA, así que cantarla ahora duele un poquito más. Me encantaría que nos acordásemos de los míos, que lo llevan pasando tan mal desde ese 29 de octubre", pide antes de empezar a cantar con la guitarra y una voz clara como el recuerdo.
A continuación, la artista introduce un tema dedicado a su padre, Todo lo que amaste: "El tema del duelo lo vivo sin victimismo porque todos lo vivimos. Mi padre se me fue de golpe, y cuando se marchan a la otra dimensión el shock es grande. Tenía la necesidad de explicar todo lo que me pasó a nivel físico y emocional porque tengo la suerte de dedicarme al arte. Parece que, si no hablo de lo que me duele, no paso página. Les pedimos a los ausentes, que tan presentes son, que se bajen con nosotros a abrazarnos y a bailar con nosotros", dice.
Tras compartir su lado más vulnerable, Rozalén sorprende a todos los asistentes celebrando la música con dos invitados: la cantautora María Ruiz, con la que interpreta Tu nombre, y Mr. Kilombo, con el que canta un tema que no suele incluir en sus conciertos por no ser una composición propia: "Es una de las canciones más hermosas que se ha escrito en mucho tiempo. Me la pongo mucho", reconoce sobre Sinmigo.
Una fiesta por la vida
La última parte del concierto fusiona géneros musicales bajo un objetivo común: celebrar la vida. Así, suena la bandurria con Te quiero porque te quiero, una jota con Es Albacete o un rap con Mis infiernos. Durante la teatralizada actuación de En una noche cualquiera, Rozalén no puede esconder su risa cuando se cae un instrumento sin querer. Es una pequeña anécdota que demuestra, como ella misma defiende, que cada concierto es único e irrepetible por los pequeños detalles que nunca podrán repetirse.
A Vivir y Tres días en Cartagena le siguen otros dos medleys: uno compuesto por Inés, Bajar del mundo y El paso del tiempo —"Ojalá veamos nuestras canas como una muestra de que estamos vivas"—, y otro con Que no, 80 veces y Hadas. Una parte del público en las gradas ya está de pie cuando Rozalén pide una ovación para todo el equipo que trabaja detrás de los focos, a los que nombra uno a uno: "Y un aplauso para vosotros mismos por ser tan bonicos y permitirnos vivir esto", añade como homenaje a su gente.
Para el final, la artista reserva su éxito Girasoles, Llévame o La puerta violeta, para cuya interpretación decide bajarse a la pista con el público. "Tengo muchas ganas de llorar de alegría", reconoce al volver al escenario.
Y, como despedida, llega Todo sigue igual, un canto "a los amigos de siempre, esos que están para sostenernos". Amigos o cantantes que, como Rozalén, acompañan a miles de personas que buscan consuelo en sus canciones.