CREADORA DE 'CARDO'

Ana Rujas: su edad, su truncada trayectoria profesional y la historia autobiográfica que cuenta 'Cardo'

A sus 32 años, Ana Rujas ha demostrado que sabe hacer de todo. Comenzó actuando con 16 años y pasó a convertirse en una joven promesa del cine muy pronto, aunque el éxito no la acompañó en esta etapa. Ahora, después de rehuir del sistema, vuelve a la pantalla con Cardo, una serie que está llamada a dar voz a la generación millennial.

Ana Rujas
Ana Rujas | GTRES

Europa FM

Madrid07/11/2021 12:00

A sus 32 años, Ana Rujas ha demostrado que sabe hacer de todo. Su pasión por el teatro le despertó el gusanillo de convertirse en actriz muy pronto y, desde entonces, ha hecho todo lo que ha estado en su mano por ganarse la vida.

Ahora, debuta como directora junto Claudia Costafreda en Cardo, una serie que está llamada a dar voz a la generación millennial y a hablar, especialmente, sobre las expectativas sociales se imponen según lo que somos físicamente y socialmente y el vacío de los jóvenes.

La serie, de seis capítulos y distribuida por Atresplayer Premium, llega al gran público este domingo con sus dos primeros capítulos. En ella, conoceremos más a fondo el retrato de la generación nacida en los 90 "a caballo entre un futuro incierto, un pasado plácido y un presente convulso” y de la que la actriz es una representante absoluta.

Así, conocemos el lado más personal de Ana Rujas, creadora y protagonista de Cardo, y de cómo su vida se ha visto reflejada en esta nueva serie.

Amor por el teatro

A los 16 años, Ana Rujas apostó por primera vez por el teatro. Desde siempre le había gustado "leer textos bonitos", pero tras ver a Angelica Liddell en La casa de la fuerza decidió darle un vuelco a su vida y comenzó a participar en producciones de arte dramático.

Sin embargo, cuando dijo que quería hacer teatro, mucha gente no la tomó realmente en serio: "Les dije que me daba igual", explicaba la actriz.

Promesa del cine sin mucho éxito

Su camino dentro del mundo de la actuación nunca fue fácil: tardó mucho en encontrar su sitio. Por esto mismo, la actriz se vio obligada a probar suerte en el mundo de la televisión y la publicidad, en busca de una oportunidad profesional que permitiera lanzar su carrera como intérprete y así poder dedicarse a su verdadera pasión.

Viéndose sucumbida ante la inercia del mundo del espectáculo, comenzó a encadenar papeles protagonistas a los 19 años, sin mucho éxito: pasó por HKM: Hablan, kantan, mienten; 90-60-90: Diario secreto de una adolescente; y Punta Escarlata, además de otros pinitos como su interpretación de Shaila Dúrcal en la película de Rocío Dúrcal.

Así, tan joven como muchas otras, Ana Rujas se convirtió en el estereotipo de una actriz prometedora a la que las buenas oportunidades parecen no llegarle. Las cancelaciones de las series en las que participaba fueron llegando y ella se vio afectada por el fracaso de estas producciones: "Quería ser una actriz que contratasen, quería hacer castings, que me cogiesen. Y lloraba mucho. Sentía un dolor muy grande cuando no me cogían", recordaba en una entrevista para Vanity Fair.

Rehuyendo de la industria cinematográfica

Fue poco después cuando Ana Rujas comenzó a verse arrastrada hacia los papeles episódicos, mientras que su éxito en el mundo del espectáculo se iba viendo diluido más y más.

En uno de estos últimos trabajos, con un pequeño papel en la primera temporada de Paquita Salas, la actriz coincidió con dos de sus grandes amigos, Javier Calvo y Javier Ambrossi, que hasta entonces habían vivido una vida muy parecida a la suya, lejos del éxito que ahora tienen.

"Llegó un momento en el que me di cuenta de que no estaba feliz siendo ese tipo de actriz, que lo que hacía no fluía con mi corazón y mi cabeza. Parecía que solo había un tipo de actriz. Y te obligaban a serlo. Creo que en realidad nunca estuve cómoda, pero intentaba hacer como que sí”, reflexionaba en su entrevista con Vanity Fair.

Fue entonces cuando, de ese sentimiento de insatisfacción, nació la necesidad de alejarse de esos estereotipos que se le achacaban a las jóvenes actrices en el mundo audiovisual. No quería que la considerasen como "una modelo que hace series" y quiso desvincularse de esa etiqueta, por lo que se armó de valor para hablar con sus representantes y acabó mudándose a Estados Unidos, donde acabó tocando fondo y de donde salió La mujer más fea del mundo, una obra en la que reflexionaba sobre estos paradigmas.

La historia autobiográfica de 'Cardo'

Al igual que María, la protagonista de Cardo, Ana Rujas también ha tenido que lidiar durante años con las expectativas sociales que se imponen según lo que somos físicamente y socialmente. Así, en este nuevo trabajo, ha incluido gran parte de las experiencias que ella misma ha vivido en la industria cinematográfica durante los 2000.

De hecho, algunas de las escenas que aparecen en la serie son verdaderas vivencias de su creadora. “Cuando a María le dicen 'Ya estás casi ahí... vas a hacer de todo... mira Elsa Pataky...'. Eso fue tal cual. En los 2000 había un escrutinio de los cuerpos que yo viví agresiva y salvajemente, solo había un canon de belleza. Existía un miedo a ser distinta y yo sucumbí a ese sistema", explicaba su protagonista.

Como también hizo la protagonista, ella también comenzó a probar suerte en castings de modelos “para sacarse algo de pasta”. Es algo de "clase", según ha explicado Ana Rujas, porque si María tuviera algo de dinero para sobrevivir no lo había hecho porque "a ella ser modelo le daba igual", explicaba.

Sin embargo, al contrario que María en Cardo, Ana Rujas no se dejó llevar por las dinámicas autodestructivas que la rodeaban y decidió salir de ahí para poder encontrarse a sí misma. "No siento que renunciar a cosas de tele fuera un fracaso, toqué el color feo de ese mundo y gracias a eso no he fracasado. Un fracaso hubiera sido quedarme ahí y asumir que todo estaba bien cuando no estaba conectada con lo que sentía y con mi discurso", explicaba en una entrevista en El Mundo.

Su amistad con Los Javis

Las carreras de Ana Rujas y Los Javis también han ido a un ritmo muy parecido. Los tres tuvieron que pasar por un punto en el que la industria cinematográfica, de la que habían sido grandes promesas, se olvidara por completo de ellos. Es por ello que los productores y guionistas de Cardo también estuvieron muy interesados en esta serie que retrata ese sentimiento de insatisfacción que ellos mismos habían sentido en sus propias pieles.

Se conocieron haciendo microteatro, y acabaron siendo grandes amigos por casualidades de la vida. "Era una obra que se llamaba La hipodérmica, éramos actores los cuatro. Luego me crucé con Ambrossi en mil series, porque hice todos los personajes episódicos que pude y él también estaba en el mismo punto", explicaba Rujas para Vanity Fair.

De hecho, ella misma participó en uno de los primeros capítulos de la exitosa serie Paquita Salas, que sirvió como preparación para el éxito que más tarde experimentaron Los Javis.

Además, fueron ellos los encargados de que los caminos de Ana Rujas y Claudia Costafreda acabaran uniéndose para crear Cardo. Tras quedar prendados de Rujas gracias a su actuación en la obra La mujer más fea del mundo y caer rendidos ante la dirección de la segunda en Néboa y Benidorm 2017, Los Javis vieron el éxito asegurado en una colaboración entre ambas.

"Fueron precisamente ellos quienes tuvieron claro que tenía que conocer a Ana y la verdad es que fue maravilloso lo mucho que encajamos también desde el principio. Ahora miro atrás y me parece inconcebible cómo ha fluido todo hasta llegar hasta aquí", explicaba Costrafreda.