10 AÑOS DEL ESPECTÁCULO

La polémica gira de Miley Cyrus por la que los padres pidieron cancelarla

El pasado 5 de febrero Miley Cyrus se hizo viral por su soberbia actuación en la gala de entrega de los premios Grammy interpretando Flowers. Hace ahora justo diez años, también se habló mucho de ella, pero por otros motivos: acababa de arrancar elBangerz Tour,que fue tachado por muchos de pornográfico y fuera de lugar.

Madrid21/02/2024 08:10

El 8 de octubre de 2013, Miley Cyrus lanzó su cuarto álbum Bangerz, uno de los discos fundamentales de su carrera. Con él, la artista pretendía cerrar definitivamente su etapa de niña Disney forjada como protagonista de una de las series infantiles de más éxito en el mundo, Hannah Montana.

Ese trabajo contenía dos de los temas míticos de la cantante, We Can't Stop y Wrecking Ball, cuyo vídeo, en el que Cyrus aparecía desnuda columpiándose en una bola de demolición, fue objeto de gran polémica. Igual que lo había sido, solo un mes antes, su actuación en la gala de los MTV Video Music Awards de 2013, en la que bailó twerking con Robin Thicke, y que generó 360.000 tuits por minuto —rompió el récord de Beyoncé durante la Super Bowl—.

Con las redes sociales incendiadas y la opinión pública escandalizada, el debate trascendió lo meramente musical y generó una oleada de comentarios de padres a los que la actuación de la ídolo de sus hijos les pareció fuera de lugar —algo parecido a lo que sucedió en nuestro país cuando Aitana presentó su gira Alpha—.

"Muchos niños crecieron con Miley Cyrus, ella era Hannah Montana y siguen de cerca su carrera. El mensaje que recibieron de esta interpretación gira todo en torno a la sexualidad. Creo que esto es muy desafortunado porque les dice a sus fans jóvenes que la única forma de rebelarse es siendo activos sexualmente”, declaró la directora de comunicaciones de Parents Television Council, organización creada en Estados Unidos para proteger a los niños de contenidos sexuales y violentos.

El videoclip y este controvertido episodio ya anticiparon los derroteros de su propuesta artística para la gira mundial de que Bangerz comenzó el 14 de febrero de 2014, hace ahora diez años, en Vancouver (Australia). Y no defraudó.

Miley Cyrus, para mayores de 18 años

Con el primer show llegó el escándalo. Estilismos estampados con hojas de marihuana, bailes provocativos en los que Miley se llevaba la mano a la entrepierna, movimientos sexuales... pusieron en jaque a madres y padres de los niños que tenían como referente a la protagonista de su serie preferida.

Uno de los momentos más polémicos se produjo con la canción Party in the USA, en la que Miley simulaba hacer una felación a Bill Clinton —uno de sus bailarines iba con la careta del expresidente de los Estados Unidos—.

Las organizaciones más conservadoras de Estados Unidos llegaron a pedir la cancelación de la gira y los padres exigían el fin de los conciertos o que fuesen clasificados X, un espectáculo porno, con lo que solo se permitiría la entrada a mayores de 18 años.

Pese a estas voces, la gira siguió y en España tuvo dos paradas en el mes de junio: el Palau Sant Jordi de Barcelona y el Palacio de los Deportes de Madrid. En los dos conciertos abarrotó los estadios y, además de ondear una Ikurriña en la capital catalana, se ganó al público con su extravagante espectáculo en el que, además de hacer controvertidos gestos sexuales, cabalgaba por el cielo sobre un perrito caliente gigante, se tiraba por un tobogán, se rodeaba de enormes peluches y se despedía entre fuegos artificiales. Todo muy Miley.

Una gira nada rentable

En septiembre de 2023, coincidiendo con el lanzamiento de Used to be Young, el cuarto single de su último disco Endless Summer Vacation, publicó una serie de vídeos sobre su vida y ahí habló de la gira y confesó que no había ganado un dólar con ella —aunque generó 70 millones de beneficios—: "No me llevé ni un centavo en beneficios porque quería que fuera excelente. Todo el mundo me preguntaba por qué hacía eso, me decían que iba a hacer cientos de shows sin ganar nada de dinero".

"Fue una inversión en mí misma. Muchas de esas ideas eran tan extravagantes, que nadie quiso apoyarme en su elaboración. Tenía camas gigantes, muñecos enormes y llegaba al escenario desde un tobogán que era una réplica de mi propia lengua", explicó asegurando que pagó todo de su bolsillo para conseguir exactamente lo que querían sus fans.

La Miley de hoy poco tiene que ver con aquella empeñada en fulminar al personaje que le dio fama y, aunque de vez en cuando pueda despacharse con alguna excentricidad, se ha convertido en una de las artistas más admiradas del mundo, que presume de dos Grammys —por fin— y de ser la autora de la canción más escuchada en 2023, Flowers.