La breve historia de Los Rodríguez: de nacer en un concierto de los Rolling Stone al motivo de su separación
Cuando apenas había hueco en una industria acaparada por el pop para el rock, Los Rodríguez, la banda capitaneada por Calamaro y Ariel Rot, consiguió colarse en radiofórmulas y poner banda sonora a los 90. Solo duraron seis años; discusiones, drogas y egos acabaron con la banda, pero fue esa corta existencia lo que convirtió al grupo de Sin documentos en un mito de la música rock en español.
Eva Soriano canta 'pachuru, pachuru' en su versión de 'Hace calor' de Los Rodríguez

El 28 de septiembre de 1990, hace justo 35 años, se presentó en Madrid una de las bandas que marcaron el ritmo musical de la década de los 90 en España. En el escenario de la sala Al-Lab, en el barrio de Malasaña, Andrés Calamaro, que hacía horas que había llegado de Argentina, Ariel Rot y Julián Infante, exmiembros de Tequila, y el baterista Germán Vilella improvisaron el primer concierto de su nuevo proyecto musical: Los Rodríguez.
La historia de esta formación —clasificada por la crítica y la industria como una banda de rock latino, una fusión de estilos entre España y Argentina— no fue larga pero sí intensa. En solo seis años, grabaron cinco discos y colaron en las listas de lo más escuchado canciones que forman parte de la banda sonora de una generación que creció al ritmo de la Milonga del marinero y el capitán, Sin documentos, Palabras más, palabras menos o Copa rota.
"La historia de Los Rodríguez lo tiene todo: fue breve, seis años, potente, y trufada de mucho sexo, drogas y rock and roll", resumía Kike Turrón, uno de los autores del libro Sol y Sombra. Los Rodríguez. Biografía oral, lanzado por el 30.º aniversario de la formación.
Un concierto, una epifanía y una imposición
Ariel Rot y Julián Infante fueron dos de los cuatro miembros de uno de los grupos de rock más populares que surgió de la famosa movida madrileña, Tequila. Cuatro discos después, la banda tuvo que disolverse en 1982, pues las diferencias entre ellos eran insalvables y los miembros del grupo decidieron emprender caminos separados.
Julián Infante colaboró con otros grupos y músicos, pero en su cabeza siempre rondó la idea de volver a tener su propia banda y, durante un concierto de Rolling Stones en Madrid en 1990, al que asistió con Rot, después de años sin verse —tiempo en el que el argentino decidió volver a su país huyendo de la droga y la heroína—, decidieron embarcarse en un nuevo proyecto musical.
Infante lo tenía claro, contaba además con el apoyo de Germán Vilella, y Rot solo puso una condición para formar parte: él traía al cantante. Y ese cantante no era otro que Andrés Calamaro, con el que había entablado una relación personal y musical durante el tiempo que se retiró a Argentina. Para Calamaro, que no dudó en sumarse a la banda tras recibir la llamada de su amigo, el grupo es el resultado de "una epifanía en un concierto de los Rolling Stones".
El germen de lo que luego fue la exitosa banda tenía como nombre Los Locos, pero declinaron la idea porque ya había una formación asturiana así llamada. Decidieron bautizarse Los Rodríguez porque a Calamaro le hizo mucha gracia que así se denominara a los hombres que se quedaban solos en la ciudad trabajando mientras sus familias se iban de vacaciones.
Rock and roll, éxitos y excesos
El grupo echó a andar por la noche madrileña, con epicentro en el barrio de Malasaña, entre el piso del barrio donde vivían juntos y los bares y los locales. "Ensayábamos todos los días. Funcionábamos como una auténtica banda, de ladrones también, y como una familia. Éramos nuestros amigos y prácticamente vivíamos juntos", reconocía Calamaro en una entrevista en efeeme.com.
Un año después, en 1991, lanzaron su primer disco, Buena suerte, con 16 temas que ya eran puro sonido Los Rodríguez. El álbum pasó casi sin pena ni gloria en España, en buena medida porque la discográfica quebró, pero en Argentina contó con el apoyo de los nostálgicos de Tequila.
Claro que, en ese tibio arranque, hubo algo que impulsó al grupo: la canción Engánchate conmigo fue elegida por RTVE en el verano de 1992 para la promoción de la cadena. El fenómeno acababa de empezar.
Tras completar la gira de Buena suerte —de la que salió un nuevo álbum, Disco Pirata—, los cuatro músicos volvieron a meterse en el estudio para lanzar, ya con Warner, Sin documentos, el trabajo que les convertiría en banda de referencia aquellos años. El cuarto corte del disco, el que le da nombre, fue un éxito absoluto: esa mezcla de rock y ritmos latinos, en este caso de rumba, se convirtió en su sello. Dulce condena o Me estás atrapando otra vez fueron otras de las canciones de ese trabajo que sonaron hasta la extenuación.
Pero este no fue el disco de Los Rodríguez que más copias vendió: Palabras más, palabras menos fue su gran éxito, y Mucho mejor, con Coque Malla, y Milonga del marinero y el capitán, algunos de sus hits. Ese disco salió en abril de 1995; fue su gran momento, pero también el principio del fin.
El éxito, el ego y las drogas empezaron a pasar factura a la relación de los músicos. "Nos peleábamos por un acorde. A las dos horas nos hablábamos y vuelta a pelear por otro acorde. Seis años así es suficiente", ironizó Rot en la presentación de la biografía del grupo en 2020.
A pesar de que la decisión de disolver Los Rodríguez estaba tomada, decidieron completar la gira —nunca hicieron grandes estadios, pero sí se beneficiaron de la generosidad de los ayuntamientos en aquellos años de derroche municipal para tocar en directo— y grabar el álbum Hasta luego, versionando sus imprescindibles, para despedirse de sus seguidores.
Y, aunque la situación era insostenible, alargaron un poco más para girar como teloneros de Joaquín Sabina. El concierto más mítico de esa gira con el cantautor jienense fue el de Las Ventas, que Warner convirtió en un disco en 2020: En Las Ventas 7 septiembre 1993 (En directo).
Una separación, una pérdida y una reconciliación
"Estábamos hartos de las cuestiones personales de cada integrante y todos teníamos temperamentos muy fuertes. Siempre hay motivos para que un grupo de rock se separe después de un tiempo determinado. Y siempre hay alguien que puede poner en la balanza los pros y los contras y tomar la decisión", explicó Ariel Rot en una entrevista sobre los motivos que obligaron a la disolución.
Una de esas cuestiones personales tuvo que ver con Andrés Calamaro, que pronto se convirtió en la marca de Los Rodríguez, y su exceso de protagonismo cuando ya vislumbraba un futuro en solitario. De él partió la propuesta de modificar los porcentajes de ganancias, dejando de ser equitativos para pasar a un 40 % para Calamaro, un 30 % para Ariel Rot, un 20 % para Vilella y un 10 % para Infante.
A este último, su salud ya empezaba a pasarle factura: por su adicción a la heroína terminó contagiándose de sida y finalmente murió en el año 2000.
"Los grupos se hacen para separarse también y hay muchos motivos para separarse y muchos motivos para seguir. Hay veces que pesa más la balanza de un lado y otras del otro. Forma parte de la magia de Los Rodríguez que hayamos durado tan poco", explicaba Rot en la entrevista antes citada en Efeeme. Tras la ruptura, él y Andrés Calamaro, que siguen manteniendo una conexión profesional estrecha, comenzaron una nueva etapa en solitario que al segundo le fue especialmente bien con los dos primeros discos, Alta suciedad y Honestidad brutal.
Tuvieron que pasar más de 20 años para que Los Rodríguez se reunieran de nuevo. Fue en 2019 para grabar Princesa del disco homenaje a Joaquín Sabina. En 2020, con motivo de la presentación de su biografía Sol y sombra, dejaron claro que la reconciliación entre ellos era una realidad.
"Pasaron algunos años hasta que por fin hemos limado asperezas. Hemos tomado conciencia de que hemos sido hermanados por alguna fuerza que trasciende lo racional e incluso nuestra propia voluntad, que nos queremos como eso que somos… hermanos", afirmaba Vilella, refiriéndose especialmente a su relación con Calamaro.