Dormir entre espectros
Si quieres pasar la noche de Halloween durmiendo entre fantasmas os recomendamos que visitéis algunos de los hoteles que os proponemos desde #PonteAPrueba
Los hoteles con fantasma siempre son un reclamo para turistas de todo el mundo. Leyenda, superstición e imaginación rodea la historia de estos hoteles en todo el mundo. En muchos de ellos las pesadillas se pueden convertir en una auténtica realidad.
Tulloch Castle (Escocia)
En los días previos a Halloween son muchos los curiosos que quieren alojarse en sus habitaciones de estilo clásico y cuidada decoración para compartir sus experiencias paranormales. Son muchos los testimonios de huéspedes y personal del hotel sobre apariciones de una mujer joven. En 2008 una fotografía realizada por un adolescente de 14 años con una cámara digital dio la vuelta al mundo. Se trataba de una «mano» que se aferraba a la barandilla de la escalera. Aún hoy esas fotografías siguen en estudio.
Todas las noches el hotel ofrece un «Tour de los Fantasmas» por las zonas originales del castillo como habitaciones con paneles de madera y cuadros antiguos, incluyendo una pintura con una historia «espeluznante»
Stanley Hotel (Colorado)
A las puertas del Parque Nacional de las Montañas Rocosas es conocido por su arquitectura, magnífico entorno y sobre todo por inspirar la novela de Stephen King, «El Resplandor».
Este hotel inaugurado en 1909 y frecuentado por famosos, es uno de los alojamientos más embrujados de Estados Unidos si tenemos en cuenta las numerosas historias de los visitantes y el personal sobre supuestos fenómenos paranormales.
Q Station (Sidney, Australia)
Es uno de los destinos favoritos para quien busca experiencias paranormales. Tanto es así que se realizan visitas fantasmales guiadas y cuentan que muchos visitantes han sido testigos de experiencias como poco sobrecogedoras desde ruidos extraños hasta apariciones y sensaciones olfativas.
Hotel Galvez (Texas)
Muchos son los testimonios que aseguran que el hotel Gálvez, construido en 1911, está embrujado y aunque son distintas las historias todas tienen como denominador común un cuadro, el que adorna el final del pasillo y que pertenece al gobernador Gálvez. Muchos aseguran que al mirar directamente a los ojos a la pintura sienten como una presencia los contempla.