Un asalvajado Manuel Carrasco llena de energía infinita el Movistar Arena
Madrid ha tenido el honor de recibir a Manuel Carrasco este 11 de septiembre en su primera de dos noches en el Movistar Arena con su Tour Salvaje. Y con una energía desmedida y mucha ilusión, el onubense ha vuelto a demostrar que es incansable tras más de dos décadas sobre el escenario.

Manuel Carrasco es indiscutiblemente uno de los mejores artistas de nuestro país. Así lo demostró en el Santiago Bernabéu en 2024 con el concierto más importante de su carrera, pero el onubense no se cansa de demostrar que se puede superar en cada gira, sea en estadios, pabellones o teatros.
Con Tour Salvaje el intérprete de Qué bonito se ha sumergido en ritmos latinos y haciendo de la percusión la protagonista, sin abandonar nunca el flamenco que le corre por las venas. Un nuevo recorrido musical que nace con Pueblo Salvaje II, su último disco.
Y con la ilusión por bandera como si fuera su primer concierto, Manuel Carrasco ha conquistado Madrid desde el Movistar Arena.
Sobre el escenario no ha estado solo: una gran banda ha tocado cada una de las canciones de Carrasco, quien también se ha lanzado con la guitarra desde el principio. Los visuales tan distintos de una canción a otros también han transmitido ese universo tan talentoso del artista.
Raíces salvajes con grandes éxitos
Y vestido con la estética que caracteriza su nueva era musical -un gran poncho blanco con multitud de flecos- el cantante ha entonado temas de su nuevo disco y grandes éxitos de una carrera de más de 20 años. El grito del niño ha sido el pistoletazo de salida del concierto, para seguir con su single Pueblo Salvaje y regalarle a los fans fuegos artificiales con Hay que vivir el momento.
Corazón y flecha ha cogido el relevo, y pronto Carrasco se ha puesto sentimental con Siendo uno mismo. Todo ello con la voz impecable, brincando de un lado al otro del escenario y sin abandonar ni un segundo su amplia sonrisa.
Los ritmos flamencos que lo llevaron al estrellato han llegado de la mano de temas como Uno x uno y la apreciadísima Salitre, que ha obligado a bailar hasta al más rezagado.
Sus mejores himnos con vuelo incluido
El público de Manuel Carrasco es de los más disfrutones que ha visto dentro de sus paredes el Movistar Arena. Los espectadores han ido a pasárselo en grande, y nada se lo ha impedido. Y es que el artista es el primero que parece que está viviendo el mejor día de su vida sobre el escenario.
Con esta alegría rebosante el onubense ha cantado su himno por excelencia: No dejes de soñar. "Esta canción se la escribí a un amigo... Y es sobre los sueños. No dejéis de soñar en este mundo", ha introducido, con un brillo especial en los ojos.
Con un toque rockero y gospel, Carrasco ha interpretado otro de sus grandes himnos: Que nadie, acompañado por un coro para la ocasión que se ha comido el escenario mientras el artista salía de escena.
Apareciendo de nuevo con su guitarra y un nuevo outfit entre vaqueros y salvaje, el artista ha continuado con su lista de éxitos a pie de micro y ha cantado Fue, para pronto dar paso a Afortunado. "No olvidemos todo lo que está pasando en el mundo, y que esta canción cobre ahora más sentido", ha reivindicado.
Una bonita oda a Madrid
Dedicándosela a la ciudad que lo ha acogido el artista ha recordado sus inicios con Mi Madrid, derramando alguna que otra lágrima.
Mi Dignidad ha seguido la estela de baladas, con un final apoteósico del artista flotando en el aire. Así, el onubense se ha deshecho de sus vestiduras salvajes para volver a su esencia y cantar así El enemigo n°1 y Ya no ha puesto la energía al 100%.
Las buenas vibras han seguido con Tambores de Guerra y Amor planetario, sin desafinar ni una nota ni parar ni un segundo de brincar.
Con un palo selfie al puro estilo de un rock star, Carrasco ha cantado cerquita de su público para celebrar la vida con Yo quiero vivir. Y la motivación desmedida ha llegado con Hasta por la mañana.
Tras una kiss cam 'salvaje', un piano a juego con la escenografía se ha plantado al final de la pasarela y Carrasco lo ha tocado al son de Me dijeron de pequeño. "Han pasado muchas cosas, hemos luchado mucho y todavía no me creo que esté en Madrid tocando en un sitio como este y que haya tanta complicidad y transmisión, que es lo más bonito del mundo", ha introducido, muy agradecido con su carrera.
También a las teclas ha cantado Y ahora, coreada por un Movistar Arena casi repleto. Y el artista ha seguido poniendo los pelos de punta con Mujer de las mil batallas. "Es una canción que sirve para acompañar en algunos momentos, para luchar en una pelea que es de todos", ha compartido.
Dos espectadores sorprenden sobre el escenario
Después de un gran momento emotivo que ha levantado a todo el recinto, el buen rollo ha regresado con Eres, y la salsa ha irrumpido con Prohibida, con un baile improvisado sobre el escenario de dos espectadores, que han impresionando al artista a lo grande.
El Movistar Arena se ha puesto "flamenquito" con La reina del baile y el hit Qué bonito es querer, cantado y disfrutado de principio hasta el final por las 15.000 personas presentes.
El show ha iniciado su recta final con un Manuel Carrasco envuelto en una capa de pelo para volver a lo salvaje con Tan solo tú. Y como si solo llevará cantadas una canción en lugar de casi 30, el artista ha cerrado el gran concierto con Tengo el poder y una gran bandera de Pueblo Salvaje, reivindicado "pararse, buscarse e intentar ser fuerte dentro para brillar lo máximo posible por fuera'.
Manuel Carrasco me abrió paso en las crónicas musicales y siempre le tendré una admiración especial. Y es que el onubense sigue avanzando incansablemente en una carrera tan admirable y estable construida con un talento indiscutible y un séquito de fans fieles a un artista que ha puesto su banda sonora durante más de dos décadas.