Fue el pasado 15 de agosto cuando el Lincolnshire Wildlife Park, un zoo de Reino Unido, adoptó cinco ejemplares de loros grises africanos. Nada más llegar a su nuevo hogar, los animales fueron aislados durante varias semanas para vigilar que no trajesen ninguna enfermedad que pudiesen contagiar al resto de aves.
Lo que los responsables del zoo no se esperaban era que los loros, durante este tiempo, se enseñasen insultos los unos a los otros. Y claro, una vez terminado este "confinamiento", los loros fueron expuestos al público... ¡Al que no dudaron en insultar!
"Literalmente, a los 20 minutos de estar expuestos recibimos información de que habían insultado a un cliente y al siguiente grupo de personas le dedicaron todo tipo de obscenidades. Y en el caso de una niña pequeña, realmente se ensañaron con ella", asegura el director del zoo.
Por eso, decidieron retirar a los loros de la exposición y llevarlos a una zona apartada "con la intención de que, con suerte, comiencen a aprender el ruido de los otros loros que están alrededor. Son loros grises africanos y son muy, muy buenos para aprender vocalizaciones de todo tipo de ruidos".
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