El Brasas ha estado en vela toda la noche y claro, cuando le toca coger un taxi, aprovecha para echarse una cabezadita y consigue sacar de quicio a la taxista.
El Brasas ha subido a un taxi para probar cuánta paciencia tiene el taxista si se le da las instrucciones eliminando la última letra de todas las palabras.
El brasas ha quedado con Soroya, pero no sabe exactamente la dirección. Por eso le cuenta al taxista todos los detalles sobre su amiga con el convencimiento de que sepa el destino al que hay que ir
El Brasas quiere atracar un banco y para ello necesita la ayuda de una taxista para darse a la fuga. ¿Conseguirá que la taxista le espere y le ayude a huir?