La sensualidad de Tate McRae inunda Madrid con su concierto en el Palacio Vistalegre
Tate McRae llega a España con su gira Miss Possessive Tour durante la tarde del viernes 9 de mayo y desde el Palacio Vistalegre. Sobre el escenario, la canadiense confirma su ascenso en la música con un espectáculo que equipara el baile y el canto, como hacen otras artistas del panorama como Lola Índigo.

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El éxito global de Tate McRae representa a todas esas artistas cuyos conciertos ponen en la misma balanza la música y el baile como expresiones artísticas y medios para hacer vibrar al público en directo. Y eso es lo que hace la canadiense desde el minuto uno de su concierto en el Palacio Vistalegre de Madrid, una de las primeras citas de su gira Miss Possessive Tour.
La bailarina, actriz y cantante llega a España como ejemplo de artista cuya carrera musical ha despegado gracias a la viralidad de las redes sociales —y de TikTok en particular—. Pero su éxito no reside solo en el mundo digital, y así lo demuestran los miles de personas presentes en su espectáculo del 9 de mayo, al que muchas de sus fans acuden vestidas con camisetas de deporte.
Primer acto
Para empezar, y tras la actuación de la telonera Benee, Tate McRae aparece en el escenario entre flashes blancos y con la silueta de su cuerpo como protagonista. Ataviada con un body blanco, la canadiense hace de la sensualidad su arma escénica desde la primera canción: Miss possessive, la cual sienta las bases de lo que será el concierto: un show donde la coreografía reina junto a un cuerpo de baile, una guitarra eléctrica, una batería y coros pregrabados que llenan los numerosos huecos dedicados exclusivamente a las coreografías.
McRae continúa el inicio del concierto agarrando un bastón dorado y añadiendo a su vestuario un gorro blanco para interpretar No I’m not in love. "Madrid, ¿cómo estáis esta noche? Bienvenidos al Miss Possessive Tour. Estoy muy emocionada por estar aquí. Amo Madrid", ha dicho la artista durante sus primeras palabras hacia el público, a las que le han seguido los temas 2 hans y guilty conscience.
Segundo acto
El concierto se divide en actos señalados por los cambios de vestuario, y para la segunda parte la cantante opta por un top acorde al estilo de sus temas Purple lace bra o Like I do, con el que interpreta un dance break alineado con los golpes musicales al que le sigue un paseo a gatas por la pasarela mientras se escucha en voz en off: "I can show you better than I can tell you" —"Es mejor que te lo muestre a que te lo diga"—.

Esta declaración de intenciones cobra sentido durante todo el espectáculo, que continúa con la aparición de una barra de pole dance durante uh oh donde McRae hace alarde de su flexibilidad junto a los bailarines, que también la acompañan en Dear god. Sin embargo, para Siren sounds dejan sola a la voz de McRae, que canta con fuerza.
Tercer acto, el más íntimo
Solo de guitarra electrónica mediante, llega el tercer acto con un nuevo cambio de vestuario: una camiseta blanca holgada y una falda beige abierta. Se trata de la parte más íntima de la noche, para la que la canadiense se sube a una pequeña plataforma alejada del escenario principal.
"Siempre estamos pensando en lo siguiente, en lo que queremos conseguir, y olvidamos los momentos presentes"
El público se deja llevar por la emotividad de este momento al encender las luces de sus linternas con Greenlight, interpretada ante un pie de micro con brillantes. Y, tras los gritos en castellano de "y reina, y guapa" entre el público a los que McRae reacciona confusa, la artista plantea una reflexión: "La vida puede ir muy rápido. Siempre estamos pensando en lo siguiente, en lo que queremos conseguir, y olvidamos los momentos presentes"
En línea con estas palabras, empieza a sonar entre el humo la canción Nostalgia: "And, man, lately I wake up feeling like / 'Oh, where does the time go?' / You never really know", dice el estribillo. A ella le siguen tres extractos de canciones para los que la canadiense toca el teclado que le compró su abuelo cuando tenía seis años. Sentada al piano, canta that way, chaotic y One Day.
Para cerrar este tercer acto, Tate McRae lleva la interacción con el público al máximo exponente al ritmo de uno de sus mayores éxitos, you broke me first —para el que los asistentes vuelvan a prender las linternas de sus teléfonos móviles—, al que le sigue run for the hills.
Cuarto acto
De nuevo, la artista se funde en su propio erotismo con un conjunto de camiseta y pantalón corto y al ritmo de exes, cuya coreografía —con spagat incluido— finaliza simulando un disparo a uno de los bailarines ante una ambientación roja y macabra.
Para bloodonmyhands, McRae interactúa con el público mirando a la cámara que la sigue sobre el escenario para proyectar sus imágenes en la pantalla, como si de un streaming o un vídeo de TikTok se tratase. Y, tras presentar a su equipo profesional, llega she's all i wanna be: "Didn't think you could change this fast / She's got everything that I don't have / How could I ever compete with that?", canta el público.
Ante el final del show, empieza a sonar uno de los temas principales de su último álbum, So Close To What: Revolving door, para el que utiliza —literalmente— una puerta como atrezzo durante una actuación que culmina con McRae sentada de rodillas y con dos focos blancos estáticos en ella mientras los asistentes le dedican una ruidosa ovación antes de It's ok I'm ok.
Un cierre de éxito
El Palacio Vistalegre se tiñe de negro para simular un falso cierre, ya que aún faltan por sonar dos de las canciones más reconocibles del catálogo de McRae. Así, tras una pequeña recreación de la presión mediática ante los flashes, llega la actuación de Sports car con la mejor coreografía de la noche, diseñada con una silla que parece moverse sola por el escenario.
Y, para hacer efectiva la expresión "terminar por todo lo alto", la canadiense pone el punto final a su espectáculo en Madrid con su éxito global greedy, para el que despliega una lluvia de confeti. Una fiesta termina, pero solo temporalmente... siempre que haya música para bailar.