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¿CENSURA O DECORO?

El sexo molesta en Eurovisión 2025: los polémicos casos de Malta y Finlandia

Eurovisión celebra este año su edición número 69, donde la sexualidad vuelve a estar presente en forma de metáforas, vestuarios o coreografías. Sin embargo, la Unión Europea de Radiodifusión ha establecido límites para las actuaciones de dos países, Malta y Finlandia, algo que ha abierto varios debates: ¿dónde está la línea entre lo aceptable y lo excesivo? ¿Por qué se vetan unas canciones y otras no?

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Erika Vikman, representante de Finlandia en Eurovisión 2025, en el videoclip de 'ICH KOMME'
Erika Vikman, representante de Finlandia en Eurovisión 2025, en el videoclip de 'ICH KOMME' | YouTube @UudenMusiikinKilpailu

Madrid10/05/2025 14:21

¿El sexo es un tema tabú en el Festival de la Canción de Eurovisión? Aunque la sensualidad y el erotismo son elementos habituales en el festival europeo, lo cierto es que no todo vale para la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ni para las televisiones, que este año han provocado cambios en las candidaturas de dos países.

Durante los meses previos a Eurovisión 2025, dos participantes recibieron peticiones por parte de la UER para disminuir el componente sexual de sus propuestas. Es el caso de Malta y Finlandia, cuyas artistas han tenido que adaptar sus actuaciones a nivel compositivo y de vestuario.

El 'kant' de Malta

Miriana Conte, representante de Malta en Eurovisión 2025, desveló el pasado mes de marzo en redes sociales que la UER había solicitado que su canción no utilizase la palabra kant, que aparecía tanto en el estribillo como en el propio título: "Aunque estoy sorprendida y decepcionada, les prometo esto: el espectáculo continuará", dijo.

El problema radica en que kant significa cantar en maltés, pero la artista juega con un doble sentido: kant suena igual que cunt, la palabra vulgar que se utiliza en inglés para decir coño. Cuando Conte dice "serving kant" en el estribillo, la frase puede entenderse como "sirviendo canto" o "sirviendo coño".

Siguiendo la petición de la UER —que, según TVMnews, llega por un informe de la BBC—, la emisora de Malta PBS modificó la letra de su canción y su título: ahora es Serving, no Kant. Así, la artista ya no menciona la palabra que ha desatado la polémica, sino que solamente repite "serving" en el estribillo.

Como respuesta, las redes sociales se llenaron de críticas a la UER por censurar este juego de palabras, mientras otros defendieron la decisión. Luis Mesa, periodista especializado en Eurovisión, mantiene un punto medio: "Puedo llegar a entender que la BBC se queje porque es la única [televisión] que lo sufre en sus propias carnes. La mayoría de la gente va a escuchar en televisión ese kant y se va a molestar".

El vestuario de Finlandia

Otra propuesta que lleva la sexualidad por bandera es la de Finlandia y Erika Vikman, una artista que pasó de cantar tango a erigirse como diva del pop. Su canción para el festival, ICH KOMME, apuesta por lo épico y la potencia vocal, pero también por el doble sentido sexual: el título es una expresión en alemán que significa "estoy llegando", aunque también se utiliza como metáfora del clímax sexual.

Sin embargo, en esta ocasión la censura no afecta a la composición, sino al vestuario. En una entrevista de marzo con Expressen, Vikman comentó que la UER quería cubrirle el "trasero" porque les parecía "demasiado sexual". "No es solo una cosa, sino todo en conjunto: mi vestuario, de qué trata la canción, cómo me muevo en el escenario. Tenemos que seguir sus reglas y cambiar mi vestuario", criticó, aparte de tildar a la población de Finlandia de "conservadora".

"Lo de Finlandia no lo entiendo, pero no me sorprende", asegura Mesa. "Ya le pasó a Ronela Hajati [representante albanesa en 2022] con su primer ensayo. Le dijeron que se pusiera un body un poquito más largo y que redujera los gestos. Este año, a Erika también le ha pasado, con la mala suerte para la UER de que no se calla una y ha utilizado esto como un arma arrojadiza contra la organización".

¿Cuál es la línea roja?

Una crítica de Erika Vikman hacia la UER es la obligación de seguir sus propias reglas respecto a la sexualidad, ¿pero cuáles son esas reglas? Para Mesa y Rocío Muñoz, periodista en Eurovision-Spain, la línea roja "está difusa, como en muchas otras cuestiones". "En Eurovisión se lleva hablando de sexo desde que existe. Se entiende que, al tratarse de un show para todos los públicos, el lenguaje obsceno o malsonante se restrinja, pero la temática, las referencias y los dobles sentidos siempre han estado ahí", defiende la periodista.

En Europa FM no hemos encontrado información relativa a unas pautas estandarizadas sobre el uso del sexo en Eurovisión, y Muñoz asegura que desconoce la normativa en escena, "puesto que en 2014 la organización no vio ningún inconveniente en que las bailarinas de Polonia tuvieran primeros planos con un pronunciado escote mientras simulaban lavar ropa agarrando un palo con las dos manos y haciendo movimientos de arriba a abajo con él, todo mientras miraban fijamente a cámara".

Por su parte, Mesa defiende que Eurovisión nunca ha sido "puritano" y que ha sido "líder en provocación y libertades", aunque señala que el festival también se está viendo afectado por el giro global "hacia aspectos más tradicionales". Para él, "el límite está en lo que las televisiones respeten". "Televisión que se queja, cosa que se cambia. Si hay ciertas cosas donde las televisiones no se quejan, las cosas no cambian. Y ya se ha visto a las claras que en el momento en el cual la UER tiene una queja, esa queja la toma en cuenta y toma medidas. Si nadie se queja, se queda todo como está", señala.

Las mujeres, más afectadas

Durante los últimos años de Eurovisión, que celebra en 2025 su edición número 69, las mujeres habrían recibido mayores presiones por el uso de elementos sexuales en sus candidaturas. Tanto Mesa como Muñoz señalan que los hombres obtienen un trato diferente cuando recurren al erotismo, y señalan como ejemplo a Go-Jo, actual representante de Australia con una canción que también juega con un doble sentido: Milkshake Man.

"Me preocupa que esto afecte más a una mujer que a un hombre. Tenemos a Go-Jo hablando de batidos (y todo el mundo sabe de lo que estamos hablando) y no supone un problema. Pero tenemos a Erika Vikman hablando de una cosa parecida y sí es un problema", señala Mesa.

Muñoz va más allá: "No veo a nadie poniendo el foco en la letra de la candidatura australiana de este año por su explícito (y añadiría que cuestionable) mensaje de claras connotaciones sexuales. Ni nadie parece que vaya a censurarle aparecer en el escenario sin camiseta, como tampoco se ha hecho las otras tantas veces que ellos lo han llevado a cabo". En este sentido, asegura que en 2024 "la actuación de Olly Alexander, representante de Reino Unido, tenía un altísimo componente homoerótico y sexual, pero nadie lo censuró o sugirió cambios".

Según la periodista, lo que realmente molesta en Eurovisión no es el sexo, sino "la sexualidad femenina expresada desde la libertad". "Siempre se ha visto con buenos ojos que las mujeres se sexualizaran, apareciendo en escena con atuendos sexis o cantándole a hombres por su amor y deseo, pero cuando el relato cambia de punto de vista y esos vestuarios y letras van dirigidos a priorizarse a sí mismas, a su individualidad, a su placer y a su cuerpo descosificado, de repente todo son problemas", reflexiona.

¿Un espectáculo para todos los públicos?

Un debate de fondo ante la cuestión sexual en Eurovisión es si el festival debe posicionarse como un evento familiar o no. Según Muñoz, los organizadores argumentan que el certamen se dirige a todas las edades para poner límites arbitrarios a determinadas candidaturas. "Se escudan en que Eurovisión es un show familiar, pero lo cierto es que rara vez se ven menores en sus estadios. Tampoco su horario de emisión es apropiado para menores. Y, si nos ponemos aún más estrictos, Eurovisión Junior existe justamente para acercar y adaptar los valores del festival al público infantojuvenil. ¿Por qué iba entonces a tener que cuidarse el sénior de no traspasar la línea?", pregunta.

Distinta opinión defiende Mesa, quien considera que Eurovisión tiene que encaminarse a ser un acontecimiento familiar, pero sin "ser puritanos". "Tenemos que ir hacia un show para toda la familia, para todos los públicos, para 300 millones de personas... pero no nos dejemos doblegar por ser puritanos y por quejas de según quién. Es decir, en un espectáculo donde la diva manda, y la diva debe ser provocativa", comenta.

Entonces, ¿dónde estaría el equilibrio entre dar libertad a temáticas sexuales y mantener la atención de los más pequeños? "Si queremos optar por ser un show para todos los públicos, hay que evitar todas las posibilidades que lo hagan no posible para todos los públicos. Pero las canciones son canciones. Las letras son letras", dice Mesa. "La música siempre ha hablado de sexo. Y si quieres ser el mayor show musical del mundo y el mayor show televisivo del mundo, tienes que estar a esas".