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'Soy ordinaria', el duro corto que refleja la violación en la pareja

Chloe Fontaine, una actriz francesa de 25 años, ha rodado este cortometraje que refleja un tabú en nuestra sociedad: la violación en la pareja. Una escena sin violencia ni gritos, pero en la que una mujer (interpretada por la propia Fontaine) se siente obligada a tener sexo con su pareja sin que a ella le apetezca.

Soy ordinaria, el corto sobre las violaciones dentro de la pareja
Soy ordinaria, el corto sobre las violaciones dentro de la pareja // YouTube

Europa FM

Barcelona 17/03/2017 16:07

Una pareja joven a punto de ver una película en el sofá. Él empieza a besarle y a decirle que quiere tener sexo, mientras ella le dice que no le apetece, pero finalmente accede. Este corto de tan sólo dos minutos refleja una situación más cotidiana de lo que parece: no hay violencia, ni gritos, pero no por ello deja de ser una agresión sexual.

Paradójicamente la película que la pareja plantea ver al principio del corto es Irreversible, el film protagonizado por Mónica Belluci que muestra una violación explícita en un callejón. Esta escena despertó mucha polémica cuando se estrenó por la crudeza de las imágenes, y precisamente en este film de Gaspar Noé se ha basado Chloe Fontaine, la directora de este corto llamado Soy Ordinaria.

Con la contraposición de ambas situaciones, esta actriz francesa de 25 años quiere reflejar dos tipos de agresión sexual, una totalmente visible ante la sociedad, como es el caso de Irreversible; y otra encubierta, como muestra en Soy Ordinaria: "Una violación indiscutible a ojos de nuestra sociedad occidental hace que se destaque más claramente la paradoja de la violencia en pareja", explica al portal Tribus Ocultas.

El detonante es el momento en que una persona no acepta el NO por parte de la otra, es cuando se está produciendo una violación. En el caso de una pareja la agresión es menos física, pero más psicológica; pero igual de dolorosa.

Continúa explicando que la idea de este cortometraje surgió hablando con dos amigas suyas que habían vivido una situación similar: "Una amiga me dijo que había pasado la noche con un chico que no le dejaba de pedir sexo, y pese a que ella no quería, tuvo que acceder porque se sintió obligada a complacerle. Yo me sentí muy enojada, pero esto formaba parte de su intimidad y yo no tenía derecho a inmiscuirme", recuerda, y añade: "Días después, una segunda amiga me habló de su novio y me contó una historia similar. No tenía quería tener sexo, pero lo hizo igualmente para que la dejara tranquila".

El corto, que se publicó hace un mes, acumula 700.000 visualizaciones y ha generado mucha controversia. Muchas son las personas, tanto chicos como chicas, que se han puesto en contacto con la autora para explicarles que se sienten muy identificados.