Belén Aguilera embruja Madrid con su primer concierto en el Movistar Arena
Justo un año después de anunciarlo, Belén Aguilera hace realidad el sueño de su primer concierto en el Movistar Arena de Madrid. Ante un público embrujado por su liricismo, la joven catalana propone un espectáculo ambicioso donde se mezclan los éxitos electropop, la melancolía del piano, las influencias operísticas y una voz hipnótica.

Ante un escenario cubierto por un telón blanco, una música ambiental y psicodélica envuelve el recinto. Así empieza el primer concierto de Belén Aguilera en el Movistar Arena de Madrid, dominado por un fuerte componente teatral y lírico alineado con el último álbum de la artista: Anela.
El espectáculo más grande de la catalana, cuyo formato se repetirá el 8 de noviembre en el Sant Jordi Club de Barcelona, es también el más ambicioso y arriesgado. ¿Cuántos artistas interpretarían una versión lírica de su canción más conocida, desconcertando a una parte del público? Pocos, y Belén Aguilera es uno de ellos. Sin embargo, el concierto consigue combinar sus composiciones más comerciales con las conceptuales, y todo gracias a las efectivas transiciones entre temas.
"Muchas veces nos olvidamos de que la vida es un regalo"
"Es el mejor día de mi vida. Esto es un sueño cumplido, y vosotros lo habéis hecho realidad", confiesa hacia el final de la noche. "Tarde o temprano, vamos a tener que prescindir de todo lo que se nos ha dado en esta vida. Muchas veces nos olvidamos de que la vida es un regalo. Yo he venido aquí y elijo sentir, aunque a veces sea desgarrador. Momentos así hay pocos y se siente como estar en trance", añade tras mostrar su agradecimiento a todos los asistentes y a su equipo.
Conceptual y triunfal
A lo largo de este show de casi dos horas y formado por una treintena de canciones, el escenario congrega nueve músicas con instrumentos de cuerda y viento, dos coristas, seis bailarinas, una DJ... La mayoría de su equipo es femenino, lo que supone una rara avis en la industria musical. El Movistar Arena también es testigo del mítico piano de Belén Aguilera, de una voz que navega entre lo hipnótico, lo delicado y lo inquebrantable y de diferentes estilos musicales: las baladas, los temas electropop, los de influencia lírica...
Una mezcla de todo ello es Ático, la canción que abre el concierto al ritmo de unas luces intermitentes que iluminan el camisón blanco de la artista, que aparece envuelta en una puesta en escena invadida por este color y su sensación de pureza. Descalza, Belén Aguilera se muestra tal y como es, con sus demonios, sus inseguridades, sus anhelos y sus esperanzas.
Tras la primera ovación de la noche, llega Como un drama italiano con el acompañamiento de un violín. Poco a poco, va levantándose el telón y Belén Aguilera se arranca el vestuario para quedarse con un top y una falda abierta. Y siempre de color blanco. Eclipse supone la primera actuación al piano de Belén Aguilera, quien saltó a la fama precisamente por su virtuosismo con este instrumento. A mitad de canción, abandona su banqueta y se une a la coreografía del cuerpo de baile.
Así, llega la primera sorpresa del concierto con una canción desconocida e inédita que parece titularse Lucero. Su dramatismo da paso a la sensualidad de Copiloto, que supone una de las mejores actuaciones de todo el espectáculo por la energía que despierta entre el público y la gran conexión de Belén Aguilera con sus bailarinas.
A Dama en apuros le sigue la parte más colaborativa del concierto, donde Belén Aguilera decide subir al escenario a dos invitadas de manera seguida. La primera es Samuraï, quien recientemente ya visitó el Movistar Arena en el show de Vanesa Martín. Juntas, ponen a bailar al público con su colaboración: De charco en charco.
La segunda invitada sorpresa es Julieta, una de las artistas más prominentes de la música catalana que se ha unido a Belén Aguilera con Thelma & Louise.
Lola Índigo podría haber sido la tercera en discordia, pero no podía acudir. A cambio, le ha mandado flores a la catalana, que interpreta LA TIRITA antes de pronunciar el primer discurso de la noche. "Espero que lo sintáis como un abrazo", dice sobre su show. "Espero que quien necesite llorar, llore, que quien necesite reír, ría... Hay momentos muy dolorosos en la vida, pero luego esto [el concierto] es una manera de convertir el dolor en algo precioso", añade antes de sentarse al piano para interpretar Salvamento.
La intimidad de Dramático y Cristal encaminan la noche hacia la canción más popular de Belén Aguilera, ANTAGONISTA. Y, a pesar de lo arriesgado de su propuesta, la artista interpreta su mayor éxito en una versión más lírica y ambiciosa vocalmente. Hay quien reacciona confuso... y quien lo hace sorprendido ante una decisión que eleva la coherencia artística del espectáculo.
De lo mágico a la rave
Mientras suena Thriller de Michael Jackson, aparece con solemnidad Ruptura, la DJ que convierte el show en algo muy parecido a una rave formada por las versiones más electrónicas de LICÁNTROPO —aullido incluido—, CAMALEÓN, ILUSIÓN ÓPTICA y MR HYDE. Durante NADIE ME HA PREGUNTADO, también de su disco METANOIA (2023), aparecen imágenes proyectadas de Belén Aguilera ensayando para el concierto. "Han sido unos cuantos días duros", suena de fondo.
La transición termina con un nuevo vestuario: vestido blanco y velo largo. Ante las luces de las linternas del público, la artista interpreta Soledad, la canción de su último álbum dedicada a su abuela. "Gracias", dice visiblemente emocionada y sin poder cantar el último verso completo.
Igual de solemne suena Belén Aguilera con su inesperada versión de Como una ola, el mítico himno de Rocío Jurado de 1981 con el que la voz de la catalana brilla como nunca para rendir un homenaje a Ricky, "un amigo que ya no está".
Abandonado el velo, la artista reflexiona sobre las máscaras impuestas socialmente en Mutantes, donde se funde en una fluida coreografía con el único bailarín del concierto. De nuevo en el piano, Aguilera vuelve a emocionarse con Nacer para morir y Mía, donde modifica el último verso como muestra de gratitud al público: "Es una suerte poder sentirme vuestra y mía".
Tras una nueva ovación, llega la tercera y última invitada: Métrika, quien interpreta un remix de Dama en apuros con autotune. El show continúa con las empoderantes coreografías de LOLITA y Bruja, donde las bailarinas elevan a Belén Aguilera con los brazos en cruz.
Enfocada por un único foco blanco, la catalana interpreta con una voz desgarradora Se queda dentro, la canción oculta de su último álbum que se ha estrenado en plataformas digitales esta misma noche. A ella le siguen GALGO, LUNA x VÉRTIGO —que incluye su versión de Hijo de la luna (1986), de Mecano— y Ahora que estoy bien, uno de los temas más optimistas de Belén Aguilera que le sirve para simular el cierre del concierto mientras aparecen los créditos, las bailarinas lanzan flores blancas al público y la artista baja a cantar con sus fans hasta desaparecer.
Pero el espectáculo debe continuar, y la catalana regresa sola al escenario con Cómo puedo volver y unos versos que plantean un revelador paralelismo con el concierto: "No sé si lo soñé / O también lo viví". Sí, Belén, tu primer Movistar Arena es real, y lo cierras con Laberinto, un tema inspirado en El fantasma de la ópera que acepta el dolor como parte de la vida. Porque de eso se trata todo, de disfrutar del camino hasta encontrar la salida.