CRÍTICA | ★★★

'Springsteen: Deliver Me From Nowhere': una película convencional sobre un álbum atípico

¿Qué ocurría en la mente de Bruce Springsteen mientras componía Nebraska (1982), su disco más acústico y arriesgado comercialmente? Esa es la pregunta que responde Springsteen: Deliver Me From Nowhere, la película dirigida por Scott Cooper que no consigue la misma complejidad artística que el disco al que rinde homenaje.

Jeremy Allen White se convierte en Bruce Springsteen en su biopic: "Desde el principio él fue muy acogedor"

Imagen de 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere'
Imagen de 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere' | 20th Century Studios

Madrid24/10/2025 08:10

Bruce Springsteen publicó en 1982 Nebraska, un álbum acústico de música folk cuando todo el mundo esperaba nuevos ritmos roqueros. Ahora, 43 años después, el director de cine estadounidense Scott Cooper indaga en los entresijos detrás de aquella etapa del artista en Springsteen: Deliver Me From Nowhere, una película de ficción estrenada este 24 de octubre en cines. Jeremy Allen White encarna el papel protagonista y da voz a las canciones.

Lejos de producciones como Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018), el largometraje se aleja de los convencionalismos del biopic: no busca contar toda la trayectoria personal y profesional de un icono como Bruce Springsteen, sino entender el proceso de creación de uno de los discos más atípicos y arriesgados de su discografía. Sin embargo, Deliver Me From Nowhereno se alinea con este estilo y propone una puesta en escena tradicional con música melodramática como acompañamiento emocional, una dirección de fotografía con cámara en mano demasiado focalizada en encuadrar el rostro del actor, una estructura clásica en paralelo entre el pasado y el presente, escenas-homenaje con canciones del álbum que se acercan al formato videoclip...

La película, inspirada en el relato de Warren Zanes sobre la grabación de Nebraska, sigue a Bruce Springsteen hasta su hogar en Nueva Jersey tras la gira The River Tour (1980-1981). Allí empieza a componer canciones y grabarlas con un Portaestudio de baja calidad y con "imperfecciones". La idea inicial de regrabar los temas con E Street Band se convirtió en una exigencia por parte del cantante para publicar el disco siendo lo más fiel posible a las demos. Deliver Me From Nowhere retrata este proceso como un homenaje, pero sin la misma profundidad artística del álbum.

Un viaje a la mente de Bruce Springsteen con demasiadas respuestas

Si A Complete Unknown (2024) pecaba de mantener el misticismo alrededor de Bob Dylan sin indagar en su pasado, Springsteen: Deliver Me From Nowhere hace todo lo contrario al sumergirse en la infancia del artista y en la conflictiva relación con su padre, como sugieren canciones como Mansion on the Hill o My Father's House. El pasado aparece explícitamente en el filme con escenas en blanco y negro que se entrelazan con el color del presente, donde the Boss enfrenta problemas de salud mental —"Ahora, el jurado emitió un veredicto de culpabilidad / Y el juez, él me sentenció a muerte", dice el tema homónimo del disco—. Este contrapunto en el color resulta demasiado evidente, aunque plantea imágenes potentes cuando ambas etapas se fusionan y comparten plano contraplano como representación de los fantasmas de Springsteen.

Los miedos de Springsteen emergen en forma de canciones, las cuales forman parte de la banda sonora de la película. Para componer, el estadounidense recurre a historias de venganza, recortes de periódicos, asesinatos en ficciones, recuerdos sobre la violencia ejercida por el padre durante su niñez... Este proceso se solapa con la historia de amor del protagonista con Faye, una fan y madre soltera de Nueva Jersey que no está inspirada totalmente en hechos reales. A través de su cariño mutuo y sus enfrentamientos, emanan las contradicciones de Springsteen y su lucha entre ser amante, ser estrella del rock y ser hijo.

Imagen de 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere'
Imagen de 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere' | 20th Century Studios

"Se siente condenado", dice Jon Landau, mánager y amigo del cantante. La resolución del conflicto llega tras un salto temporal y espacial, rodado con un recurso común dentro de la industria cinematográfica: planos cenitales del vehículo recorriendo la carretera. Así, el desenlace cae en sentimentalismos con diálogos sobreexplicativos que evidencian una falta de correlación entre la película y el disco: mientras Bruce Springsteen se sumergía en preguntas oscuras con las canciones de Nebraska, el cineasta trasmite respuestas demasiado evidentes al espectador.