FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

'Hasta que me quede sin voz': un Leiva desnudo y transparente

Leiva abandona el secretismo alrededor de su imagen y se desahoga en Hasta que me quede sin voz, su película documental. En ella, narra en primera persona los altibajos de la vida de una estrella de la música, aunque las emociones que le acompañan resultan universales.

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Madrid26/09/2025 19:02

El misterio lleva recorriendo la figura de Leiva durante sus 25 años de carrera, primero en Pereza y después en solitario. Sin embargo, esa resistencia a la exposición personal llega a su fin con Hasta que me quede sin voz, un documental compacto y bien estructurado creado por Lucas Nolla, Mario Forniés y Sepia que llegará a los cines el 17 de octubre.

Los problemas de salud en sus cuerdas vocales vertebran una historia donde Leiva se desnuda física y psicológicamente al permitir que la cámara entre hasta su cama, sus consultas médicas, sus comidas familiares, los partidos de fútbol con sus amigos... Desde esa cercanía y honestidad, el madrileño repasa su trayectoria musical y expone sus emociones ante la fama, la necesidad de exprimir la vida o la responsabilidad laboral.

"Llevo toda mi vida tratando de cultivar el misterio, y lo acabo de tirar todo por la borda"

"No sé cómo me he podido meter en este jardín. Yo, que soy muy blindado, muy poco dado a hablar de mi vida", ha destacado el propio Leiva en el preestreno de la película en el Festival de Cine de San Sebastián, donde unas 3000 personas se han congregado este jueves 25 de septiembre en el Velódromo de Anoeta —incluidos amigos y compañeros de profesión, como Iván Ferreiro—.

"Llevo toda mi vida sin redes sociales, tratando de cultivar el misterio, y lo acabo de tirar todo por la borda con esta película. Pero me siento muy representado. A pesar de esa distorsión sobre la vida de un músico, mi vida es lo que sucede entre concierto y concierto, y los conciertos duran muy poco. Mis miserias son las mismas que las de todo el mundo, y aquí se retratan", ha añadido el artista.

Su historia, sus palabras

Hasta que me quede sin voz evita los convencionalismos del género documental y rechaza las entrevistas a cámara para que el protagonista narre su propia historia a través de la voz en off, imágenes de archivo y material costumbrista grabado durante más de un año, desde finales de 2023 —durante su gira Cuando te muerdes el labio— hasta el proceso de composición de Gigante (2025), su último disco.

La lesión en sus cuerdas vocales funciona como nexo de unión del largometraje, cuyo título hace referencia a este mismo asunto. "La única forma de continuar es meterme en quirófano antes de salir de gira. Si me paso, me quedo sin voz", confiesa Leiva. "Pensar que me tengo que operar en cada gira reduce la espontaneidad. Sacar la voz es un esfuerzo. Esa espiral de preocupación me tiene muy atrapado".

"Sacar la voz es un esfuerzo"

Entre medias de la narración cronológica, Leiva deja al descubierto su mundo interior explicando grandes acontecimientos de su vida, como el día que casi se muere con 13 años por el disparo de una pistola hacia su ojo: "La gente siempre me miró muy raro. Me acostumbré a los cuchicheos. Cuando me hice una persona famosa, sentí algo familiar. Eso me sigue acarreando problemas", explica.

Esa "suerte" le marcó para siempre, de ahí su ansiedad por saborear la vida, aunque con ello ponga en riesgo su salud. Viajar, conocer gente, beber, componer en el campo o cultivar su huerto son prioridades que dejan poco espacio a las llamadas profesionales —grabadas en penumbra—, la gestión de un posible concierto en el Metropolitano o las entrevistas con la prensa —en una escena, las preguntas de los periodistas se suceden ante el rostro disociado de Leiva—.

Fotograma de 'Hasta que me quede sin voz', el documental sobre Leiva
Fotograma de 'Hasta que me quede sin voz', el documental sobre Leiva | Festival de San Sebastián

En otro momento, la efusividad del cantante sobre el escenario pasa a una imagen suya tumbado en el sofá y sonándose los mocos. Este contraste, generado por un corte entre planos, demuestra una honestidad y sinceridad completas por parte de Leiva a la hora de crear la película.

La música, integrada en su vida

A lo largo del documental, las canciones suenan de manera espontánea en conciertos —como Lady Madrid (2009) o Vis a vis (2012)— o en procesos de composición, donde Leiva aparece trabajando en solitario, con su equipo o con compañeros como Joaquín Sabina.

Leiva y Joaquín Sabina en un fotograma de 'Hasta que me quede sin voz'
Leiva y Joaquín Sabina en un fotograma de 'Hasta que me quede sin voz' | Festival de San Sebastián

A nivel artístico, el madrileño cuenta todo su camino musical desde que formó la banda Malahierba junto a su primo y a escondidas de su padre. En 2001 llegó el primer disco de Pereza, su dúo con Rubén Pozo que duraría hasta 2011. El artista se muestra orgulloso de haber tomado la decisión de separarse, sobre todo para mantener la relación de amistad con su compañero. Aun así, supuso un cambio vital de 180 grados: pasó de un mundo de excesos, fama, pasión y conciertos multitudinarios a otro donde estaba arruinado tocando para 200 personas... hasta que despegó su carrera en solitario.

El futuro lo marcarán sus cuerdas vocales, pero Leiva no abandonará su pasión. "Yo he venido a hacer música, con o sin voz", dice. Acto seguido y en otro plano, el artista mira directamente a cámara y le sostiene la mirada a los espectadores, como si les prometiera que cumplirá su promesa.