Rosalía completa su relación con Dios en el álbum 'LUX', en un viaje de lo terrenal a lo divino
Rosalía se reinventa una vez más con LUX, un cuarto álbum en el que la artista demuestra que no tiene límites y que lleva la libertad creativa por bandera. A través de 18 canciones, la artista narra un camino entre lo mundano y lo divino, con la presencia de instrumentos de cuerda en todo momento y con referencias de su propia carrera.
Letra y significado de la canción 'Dios es un stalker' de Rosalía, el focus track de 'LUX'

Han pasado 3 años, 7 meses y 20 días desde que Motomami salió al mercado, y durante todo este tiempo Rosalía ha trabajado en LUX, un cuarto álbum de estudio en el que la artista experimenta a lo grande con la sonoridad, las letras y su propia relación con Dios.
De temática mística, el nuevo trabajo de Rosalía está formado por 18 canciones, a través de las cuales la artista narra en su letra un camino entre lo mundano y lo divino, lo terrenal y lo celestial. Y todo ello con cambios de ritmo innovadores y la orquesta siempre presente de una manera u otra.
MOVIMIENTO I
Sexo Violencia y llantas funciona de introducción perfecta en el álbum. Rosalía comienza con aquello que prometió: sonidos operísticos y orquestales con la cuerda como protagonista. Después de una introducción a piano, una bocanada de aire introduce un disco que abraza lo divino y la espiritual en todas sus formas. "Quién pudiera vivir entre los dos, primero amar el mundo y luego a Dios", repite Rosalía, exponiendo su virtuosa voz con notas alargadas mientras se deja acariciar por la orquesta. Un tema delicado, con referencias a sus antiguos álbumes, y cómo la unión de estos conceptos ha generado la idea de LUX: "En el primero, sexo, violencia y llantas, deportes de sangre o monedas en la garganta", canta con mucho desgarro sobre lo terrenal, lo que nos transporta al concepto de Motomami. "En el segundo destellos, palomas y santas", transmite, abrazando la esencia de El mal querer y Los ángeles.
Reliquia es una bocanada de aire fresco, pero no como la que introduce el álbum, sino sonora. Una canción con letra sencilla, referencias a la propia vida de Rosalía con un tono y narración inocentes que evocan directamente al estilo de Amaia. No es difícil relacionar la letra con detalles de la vida de Rosalía: "Un mal amor en Madrid" (¿su relación con C. tangana?), "En la ciudad de cristal me trasquilé" (Cuando se cortó un mechón de pelo en plena gira Motomami)... Siempre con el violín y el violonchelo de fondo, creando un tema ligero que nos da la vuelta al mundo con su narración, desde Jerez hasta Florida, con pocos cambios de ritmo y con un "seré tu reliquia" como estribillo.
Divinize llega para convertirse en ese proceso de divinización a través de la historia bíblica de Adam y Eva. En este tema irrumpe el famoso plurilingüismo del disco, pues mezclando el catalán y el inglés y con una versión muy suave de su voz, Rosalía complementa los sonidos más líricos con una percusión suave que nos traslada a una música más convencional, navegando entre esas dos realidades que sustentan LUX. Un cambio de ritmo considerable que desemboca de nuevo en un protagonismo de tambores.
La transición entre lo celestial y lo terrenal vuelve a materializarse en Porcelana, una canción con un concepto más oscuro que mezcla todos los elementos del mundo Rosalía. Es la mayor fusión sonora hasta el momento en el álbum, con la mezcla del español, el latín y el hebreo. En el tema la cantante referencia 'pecados' de la actualidad en versos como "Cómo un cubata se vierte en mi garganta . Además, está pista es un punto de inflexión con la aparición de la primera voz masculina, que rompe el sonido para recolocar nuestros oídos. La canción desemboca en un coro celestial final que representa abrazar la fe, con el resto de elementos (palmeo y violines) presentes en segundo plano.
Mio Cristo Piange Diamnti es un aria completamente en italiano, en el que lo operístico vuelve a resurgir con la voz impoluta de Rosalía, que se mimetiza con la orquesta. La pieza musical evoca a obras de grandes de la ópera, mientras la artista le canta una oda a la divinidad mientras vuelve a insistir en esa dualidad entre la traición y la confianza, la riqueza y la pobreza, lo divino y lo terrenal... Todo ello mientras se luce artísticamente y completa con éxito otro género musical.
MOVIMIENTO II
La archiconocida Berghain introduce esta nueva etapa de LUX. Se trata del tema donde la orquesta y la ópera llegan a su punto más álgido, sin olvidar las bases mas actuales con pinceladas de electrónica y eclecticismo. Las primera colaboraciones oficiales aterrizan en esta canción, con Björk e Yves Tumor. Este último es la segunda y última voz masculina del álbum, y llega también para desajustar el mundo plan entero con su ya famoso "I'll fuck you till' you love me". Las referencias a Blancanieves, a un alma rota, a la feminidad clásica... Ya las hemos leído durante días. Pero Berghain es una de las pistas más potentes de LUX, perfecta primera toma de contacto por todo lo alto del álbum.
La Perla —como su nombre indica— es uno de los tesoros del disco. A través de sonidos mexicanos Rosalía actualiza Rata de dos patas de Paquita la del Barrio cantándole a todo lo negativo de una figura masculina, en la que se captan referencias al cantante Rauw Alejandro, su exprometido. Con delicadeza pero mucha sátira, los violines envuelven una carta cantada llena de reproches. Con pilla también cantada y con cuchillos volando (y no solo como frase hecha), Rosalía escupe odio con estribillo pegadizo, siendo el único tema del álbum en tener un estribillo que se repite.
Mundo nuevo nos enseña a Rosalía interpretando una bulería, con la pasión como protagonista y, de alguna forma, como forma de arrepentimiento de sus 'pecados' expulsados en el anterior tema. La introducción traslada a los primeros segundos de cualquier procesión de Semana Santa, y la artista se vuelve a elevar a lo divino con plegarias: "Quisiera renegar de este mundo entero y volver de nuevo a mí mitad". Por supuesto, los violines son una parte fundamental de la obra, la cual en este caso enseña otra faceta de Rosalía. Esta canción recuerda a Reniego, de El Mal Querer.
De Madrugá lleva años sonando, y se convierte en la primera canción donde la esencia que conocíamos de Rosalía hace acto de presencia. Ese flamenco fusión se mimetiza con los violines de este álbum e irrumpe como golpe de nostalgia. Una base fija 'moderniza' la pieza para convertirla en una se las canciones más pegadizas del disco, con una respiración de fondo fatigosa y la aparición de varios versos en ucraniano.
MOVIMIENTO III
La joya de la corona para el público de masas de Rosalía llega de la mano de Dios es un stalker. De una forma incluso cómica la artista canta desde la visión de Dios, pero lo que marca la diferencia hasta ahora con esta canción es su ritmo, marcado por la percusión. El palmeo y los ritmos de salsa se adueñan de la canción mientras la catalana describe una "intervención divina" de una manera más cotidiana. El cambio de tono y ritmo que marca Rosalía también da riqueza a la canción, pero el colofón final lo dan, de nuevo, los violines, que eleva el sonido. Y todo ello genera un tema disfrutable, que traslada en algunos coros a Malamente.
La Yugular se presenta como una nueva oda al amor de Dios, pero como él, cobra otra forma. Los violines marcan el ritmo y lo cortan a su antojo, mientras la voz de Rosalía también navega entre una percusión similar a la de la pista anterior. La artista juega en la letra con tangible y lo intangible y que todo cabe y conecta con todo: "Yo quepo en el mundo y el mundo cabe en mí/Un país cabe en una astilla y una astilla ocupa la galaxia entera...". La artista mezcla el español con el árabe y una intervención final en inglés: el cierre es apoteósico para los melómanos: la artista Patti Smith pronuncia un discurso final que cierra el tema.
Sauvignon Blanc es una de las baladas más potentes de LUX, con el piano como protagonista y los violines presentes en los puntos álgidos. A través de esta canción que juega con la potencia de la voz de Rosalía se narra la necesidad de brindar pon el pasado, desprendiéndose de lo material. Una nueva realidad está a punto de llegar: la divinización.
Llega el turno de Jeanne, un tema desgarrador en el que Rosalía se autoconvence de entregarse, a través de la historia de Juana de Arco, quien murió por sus creencias. Todo ello mezclando el español y el francés, con una voz desnuda que se mimetiza con la instrumental. En la segunda mitad de la canción se adopta un ritmo algo épico, completando así el conjunto.
MOVIMIENTO IV
Novia Robot es el tema más vanguardista del álbum, que podría ser la evolución de los hits de Motomami. Tras un monólogo de casi un minuto de una voz que parece la de Rosalía pero distorsionada en el que se denuncia la explotación sexual de las mujeres, se da paso a un tema en el que la artista se atreve con el chino mandarín. Sintetizadores, palmeo, y contrabajos de fondo se entremezclan con grandes cambios de ritmo. En un punto de la canción llama la atención que la catalana menciona a una influencer polémica por su estilo de vida tradwife: "Soy la RoRo". "Me pongo guapa para Dios", es la conclusión del tema, que parecía salirse de la línea de la religiosidad.
La Rumba del perdón da un giro significativo a los ritmos del disco, inundando la escena de flamenco sin dejar a un lado los sonidos sinfónicos que la acompañan el resto del álbum. Junto a Estrella Morente y Silvia Pérez Cruz Rosalía se convierte en la que tiene que perdonar, y no al revés. Y con un coro de altura la artista referencia elementos religiosos mientras hace bailar a los oyentes.
Memòria es uno de los temas más emotivos de LUX. Rosalía se atreve con el portugués junto a Carminho e interpreta un fado tradicional en el que reflexiona sobre el pasado, tanto lo que pasó y lo que imaginó y acabó por creerse. Las dos voces empastan a la perfección e inundan de melancolía el último movimiento del disco.
Magnolias es el lacito final del nuevo álbum de Rosalía. La premisa de la canción es clara: la artista habla de su propia muerte. "Todos habéis venido, hasta mis enemigos", canta la catalana. Y todo ello con una balada retrospectiva en la que hace un balance positivo sobre su vida y su finalidad en este mundo. El final de la canción se inunda de violines y coros, y simula la ascensión de Rosalía y su encuentro con Dios, Dios desciende y yo asciendo".
LUX parecía que iba a ser mucho más operístico y orquestal, tal y como se planteó con el primer single. Y si bien no lo es, no se puede discutir que Rosalía ha dado un nuevo giro a su carrera, consiguiendo en este proceso que se la siga reconociendo en su música y sus letras. Mezclando también conceptos de El mal querer y Motomami, la cantante se planta con un disco que debe ser leído y escuchado reiteradas veces, sin intención de conseguir grandes hits pero sí colarse en el corazón de los oyentes una vez más, tal y como Dios haría.